Este país tiene el récord por la bandera con más colores: doce tonos, una sola identidad

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Desde tiempos remotos, las banderas han representado mucho más que simples símbolos gráficos. Surgidas en contextos bélicos para distinguir bandos en combate, hoy constituyen emblemas esenciales de la identidad nacional, reflejando valores históricos, culturales y sociales. En este amplio repertorio de estandartes, dominado por combinaciones de dos o tres colores —como ocurre con las banderas de Argentina, Brasil, España, Italia o Francia—, destaca un caso único: la de Belice.

Este pequeño país centroamericano ostenta un récord singular y poco conocido: posee la bandera con mayor número de colores oficialmente reconocida, con un total de doce tonalidades distintas.

La función simbólica de las banderas
 
A lo largo de la historia, estas surgieron como instrumentos visuales de identificación en los campos de batalla, sirviendo para diferenciar a los aliados de los enemigos. De manera progresiva, evolucionaron hacia representaciones abstractas y duraderas de la soberanía y la cultura de los Estados

El color como forma de lenguaje
La selección cromática nunca ha sido casual: cada color adoptado por una nación suele vincularse a significados profundamente arraigados. El rojo, por ejemplo, puede representar valor o sangre derramada en defensa de la patria; el blanco, paz; el azul, lealtad o el mar; el verde, fertilidad o esperanza. Tonos menos comunes, como el morado, aparecen de manera esporádica y casi anecdótica —como en Dominica y Nicaragua, donde su presencia es mínima—.

Este código cromático ha resultado en una predominancia global de banderas con pocos colores. En muchos casos, incluso, un único color domina el diseño, acompañado por símbolos o escudos. Tal es el caso de Chipre, cuya bandera es mayoritariamente blanca con un mapa en marrón y ramas verdes, o de Albania, cuyo fondo rojo lleva al centro una silueta negra del águila bicéfala. Frente a esta sobriedad, la bandera de Belice irrumpe como una rareza absoluta por su riqueza cromática.

El caso Belice: un emblema multicolor
La bandera fue adoptada oficialmente en septiembre de 1981, coincidiendo con la proclamación de su independencia del Reino Unido. Previamente, este territorio era conocido como Honduras Británica, y su vinculación colonial se refleja aún en ciertos elementos de su iconografía. Pese a su reciente oficialización, el diseño contiene referencias profundas a la historia y a la diversidad del país.

Visualmente, la bandera se compone de un fondo azul oscuro enmarcado por dos estrechas franjas rojas, una en la parte superior y otra en la inferior. El centro del diseño está ocupado por un complejo escudo de armas contenido dentro de un círculo blanco. Allí es donde se despliegan los doce colores que le otorgan a Belice su peculiar distinción.

Dentro del escudo pueden identificarse figuras humanas, herramientas de trabajo, un árbol, un barco y diversas insignias industriales. A nivel cromático, se distinguen el azul, rojo, blanco, verde oscuro, marrón, amarillo, cian, caqui, verde claro, gris, caoba y negro. La presencia de estos colores responde tanto a razones simbólicas como a una intención de representar la diversidad étnica y cultural de la nación.

“Sub Umbra Floreo” (“Bajo la sombra florezco”), complementa el contenido visual con un mensaje que remite a la resiliencia de la población beliceña y a su capacidad de florecer bajo la tutela de sus raíces e identidades múltiples. Es un mensaje de inclusión y de orgullo nacional que, en conjunto con los elementos gráficos, expresa la aspiración de unidad en la diversidad.

La explicación de su diseño
Belice se encuentra en la región norte de Centroamérica, bordeado por México al norte, Guatemala al oeste y el mar Caribe al este. Su paisaje incluye una extensa selva tropical y la segunda barrera de coral más grande del mundo, lo que lo convierte en un destino conocido por su biodiversidad.

Pero la riqueza natural no es la única característica que define al país. Belice es también un crisol de culturas. Su población es el resultado de un complejo entrelazamiento entre herencias europeas, africanas, mayas y criollas. Este mosaico étnico se refleja directamente en la bandera, que pretende no solo mostrar el trabajo colectivo y la historia compartida, sino también visibilizar cada uno de los sectores que componen su sociedad.

La elección de doce colores no es caprichosa. “Representa visualmente una apuesta por la inclusión, la representación y la memoria.” En el mundo de las banderas, donde la simplificación suele dominar por cuestiones prácticas y simbólicas, Belice ha optado por la complejidad como forma de expresión nacional.

En suma, al analizar el diseño y el simbolismo de la bandera de Belice, se revela un proyecto identitario que va más allá de lo gráfico. La bandera actúa como condensación visual de la historia del país, su trayecto colonial, su diversidad interna y su compromiso con la representación equitativa de sus componentes culturales. Y, al mismo tiempo, se erige como un emblema insólito: el más colorido del mundo.

Fuente: Infobae

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