Cónclave: la película que se vuelve una referencia para los días que vienen

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El-Conclave

Aunque Cónclave fue un éxito al momento de su lanzamiento (recaudó más de 116 millones de dólares, luego de una austera pero eficiente producción de 20 millones) puede que en los próximos días su disponibilidad en las plataformas de streaming consiga otro boom en su demanda.

Es que la película estrenada a finales del año pasado recrea, con lujo de detalles, el mecanismo de sucesión de un papa luego de su fallecimiento. Si bien la excepción reciente fue la renuncia de Joseph Ratzinger, el cónclave para la elección del sucesor tras la muerte de un papa ha sido la regla histórica en el Vaticano por los últimos siglos.

Puede que en este caso se trate de ficción; sin embargo, la historia permite ilustrar paso a paso el procedimiento para la escogencia del nuevo heredero al trono de San Pedro. Pese a que el mundo solo suele ver el humo que sale por la chimenea, indicando que se debe seguir votando si es negro o que la elección ha sido exitosa si es blanco, hay mucho más para conocer detrás de la votación de los cardenales.

La tesis detrás de la fe indica que los líderes religiosos con derecho a voto eligen al nuevo sumo pontífice inspirados en la divinidad, que les indica la más sabia decisión para el futuro de la Iglesia. No obstante, Cónclave muestra una realidad diferente. Los intereses políticos, el ego y el lobby que tiene lugar en el Vaticano y que nada termina envidiándole a una interna demócrata o republicana, que bien podría semejarse también a un debate interno del peronismo argentino, pero con mucho más nivel y cuidando siempre las formas.

En la película, detrás de una muerte inesperada se desata una historia de engaños y confabulaciones, que el sacerdote encargado de supervisar el cónclave, Thomas Lawrence, personificado magistralmente por Ralph Finnes, no puede terminar ignorando. La trama permite ver lo que seguramente ocurre puertas adentro en cada sucesión papal: diferentes perfiles ideológicos e interpretaciones de lo que necesita la Iglesia, como también intereses políticos de los más mundanos.

Si bien el desenlace es predecible, todo lo que sucede alrededor de la historia es lo que hace a Cónclave interesante. Ver la película, y hasta analizarla estos días, permite al menos tener una idea clara de la estética, los detalles y el mecanismo de un proceso que solamente podrán presenciar los candidatos a suceder al papa.

Mientras los medios y las redes sociales debaten las preferencias de los sucesores de Francisco, lo cierto es que puede que las cartas estén echadas desde hace rato. Los electores que se sentarán a votar, en su gran mayoría fueron nombrados por un experimentado argentino de raíces peronistas. Como siempre, en muchos aspectos, la realidad supera, o al menos compite mano a mano, con la ficción.

Fuente: PanamPost

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