¿Pasa algo distinto en Venezuela esta vez? Sí, el inusual nerviosismo del régimen

MUNDOAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
NICOLAS-MADURO-EN-SU-LABERINTO-ANTE-COMUNICADO-DE-COLOMBIA-MEXICO-Y-BRASIL-EFE

Ante el inminente 10 de enero, fecha en la que el próximo presidente venezolano debe tomar juramento según la Constitución, y ante la nueva convocatoria de María Corina Machado a las calles, el chavismo muestra dos caras. Por un lado, la confianza sobreactuada de sus voceros formales e informales. Por otro, una inusitada preocupación y paranoia que no había experimentado antes.

La chicana usual de los chavistas en las redes sociales gira alrededor de las diferentes capturas de pantalla en las que Machado dice, en varias oportunidades a través de los últimos años, que el régimen estaba más débil que nunca. Es cierto, lo dijo. Y, como todos sabemos, al final “no pasó nada”. Lo que también hay que reconocer es que esa cronología pudo haber evidenciado también una debilidad que fue profundizándose con el correr de los años.

Es verdad que el escepticismo es inevitable. Si algo curtió el cuero de los venezolanos, sobre todo de los que están en el exilio, es la esperanza de que alguna vez, finalmente, el régimen caiga, pero esto siempre ha sido una zanahoria que se ha corrido hacia adelante. Cada desilusión incrementa la apatía sobre un cambio posible. El impúdico fraude perpetuado en julio se sumó a la irresponsable cuenta regresiva de la página “Ya casi Venezuela”, que ofreció un contador que, cuando llegó a cero, solamente apareció un pedido de fondos para terminar con el régimen.

Aunque muchos colaboraron, finalmente no se supo que se hizo con el dinero y la cuenta de X terminó limitándose a retuitear comentarios de Eric Prince o de Iván Simonovis. Para saber cuánto se recaudó hay que ir al sitio web y, por lo que se publica, es evidente que el entusiasmo cayó, ya que la suma se encuentra prácticamente estancada desde hace un tiempo.

La apuesta de los comunicadores del régimen es asociar lo que está sucediendo con Edmundo González Urrutia y su exitosa gira relámpago, con la que está siendo reconocido como presidente electo, con la decepción del “interinato” de Juan Guaidó. Pero hay diferencias. El hecho de haber atravesado por un proceso electoral (con proscripciones y todo en contra) y contar con 85 % de las actas que demuestran que Nicolás Maduro perdió por paliza, cambia mucho el panorama.

Sin embargo, estos comicios lo único que aportan (que puede no ser poco y determinante) es la justificación inapelable de que Maduro y Cabello se tienen que ir. Y esto es por la fuerza, ya que no hay otro camino posible.

Pase lo que pase esta semana, con la marcha del jueves y el “día D” del viernes, es evidente que será algo definitivo. Si la convocatoria, aunque masiva, termina siendo “una más” y Maduro tiene su acto de juramentación, Venezuela habrá consolidado su futuro cubano-nicaragüense. No habrá más elecciones, ni para ganarlas con fraude, y la democracia caribeña será como el circo que vimos con la reciente “elección popular” de los jueces de paz. Otra camada de personas que todavía se encuentran allí, abandonarán el país y la narcodictadura irá a los ponchazos, sosteniéndose como pueda, con los recursos del narcotráfico y del “capitalismo” prebendario de varios operadores petroleros, que tienen un lobby que ya llegó incluso hasta dentro del Partido Republicano.

Lo más probable es que González Urrutia no esté tomando posesión este viernes. Para que eso ocurra después, pueden comenzar a suceder algunas cosas, como el alzamiento de un sector de las Fuerzas Armadas. ¿Puede terminar el conflicto en una guerra civil? ¿Puede existir derramamiento de sangre? Es una posibilidad, claro. El que piense que la dictadura se va a ir por las buenas está equivocado. Ya existieron generosas ofertas por parte del Gobierno de Estados Unidos de cómodos exilios para la primera plana del chavismo, pero Maduro y Cabello descartaron la propuesta.

Por lo pronto, con Caracas militarizada y los impúdicos anuncios de recompensa por la cabeza de González Urrutia, el régimen tuvo que admitir que se siente arrinconado. ¿Se plasmará en la realidad el temor de la dictadura? Eso se verá en pocas horas. Por lo pronto, que están en pánico es “lo nuevo” que ha ocurrido en esta oportunidad.

Pase lo que pase, la historia esta semana se escribe en tiempo real.

Fuente: PanamPost

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