El papelón en el Senado argentino que dejó en ridículo a los afines a la “alta política”

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Como todos saben, el kirchnerismo tiene mayoría en la Cámara de Senadores y hoy también tenía otra cosa: apuro. La facción opositora al gobierno del presidente Javier Milei estaba urgida por expulsar del cuerpo al senador Edgardo Kueider, que fue detenido en Paraguay con 200.000 dólares, de los que no supo explicar la procedencia.

Aunque este hecho y esta suma sea insignificante comparado con otros escándalos en el seno del kirchnerismo, como por ejemplo, la fortuna de la misma Cristina Fernández de Kirchner, a Kueider había que sacárselo de encima. ¿Por qué? Porque era un legislador que había votado con el oficialismo la Ley Bases, dejando en evidencia que podía llegar a votar distinto que la verticalista bancada K.

Como ante la expulsión de la cámara asume la suplente de la lista (que sí es kirchnerista incondicional de La Cámpora), el peronismo descubrió de golpe la honradez y la necesidad de una política limpia, sin corrupción y procedió rápidamente a expulsarlo. Aunque lo más razonable hubiera sido una sanción o una suspensión hasta que se resuelva la cuestión de fondo, se impuso una mayoría para echarlo, con el resto de los votos acompañando la iniciativa para no ser tildados de cómplices por cuestiones de conveniencia política.

Ante un evento noticioso que se iba a llevar todos los flashes, Victoria Villarruel (que cada vez deja más dudas sobre su lealtad con el presidente y el oficialismo) procedió a presidir la sesión, así como también a brindar armadas y rimbombantes declaraciones ante la prensa.

Sin embargo, la vicepresidente no debió haber estado en la Cámara Alta. Es de público conocimiento que el presidente Javier Milei viajó a Italia para reunirse con Giorgia Meloni, por lo que la vice queda a cargo el Poder Ejecutivo. Según la Constitución y el reglamento, la titularidad de la Cámara va a la presidencia previsional.

No obstante, Villarruel estuvo al frente de este acto, que terminó dictaminando la expulsión del senador peronista. Mientras la “Alta Política” se rasgaba las vestiduras hablando de corrupción en el recinto, en las redes sociales diversos especialistas empezaban a hacer una advertencia: ante cualquier impugnación, la sesión sería declarada “nula”. Es decir, la salida de Kueider quedaría en stand by y, de ninguna manera, podría jurar su sucesora para ingresar a la cámara.

“Cualquier senador, incluso el expulsado puede pedir la nulidad de la sesión. Fue irregular y puede ser impugnada”, sentenció el experimentado exsenador Eduardo Menem, hermano del expresidente argentino.

Seguramente, en los próximos días este proceder escandaloso siga siendo noticia, pero, más allá de la cuestión de Kueider, el papelón que tuvo lugar en la Cámara Alta no puede suceder nunca más.

Fuente: PanamPost

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