El recién elegido 47 presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha nombrado al cubanoamericano Marco Rubio como el próximo Secretario de Estado de Estados Unidos de América.
Desde el Comité Central de Cuba, desde Venezuela, Nicaragua e Irán deben estar encargando toneladas de antidiarreicos, pues Rubio pertenece a la línea de mano dura contra estos regímenes totalitarios. Se le atribuye ser el que urdió la posible intervención militar humanitaria en Venezuela entre 2016 y 2020, aprobada por el 45 presidente Donald Trump, rechazada de plano luego por la oposición encabezada por Juan Guaidó (presidente interino venezolano) y el FBI.
El senador Marco Rubio, del ala conservadora del Partido Republicano, nació en Miami hace 53 años; hijo de padres cubanos que llegaron a Estados Unidos en 1956 y se nacionalizaron norteamericanos en 1975, estudió en la Universidad de Miami. Es católico de bautismo, comunión y confirmación. Casado por la iglesia con Jeanette Dousdebes, quien le dio cuatro hijos. Estudió y se graduó de abogacía en las universidades de Florida y Miami. Fue precandidato a la presidencia de su país desde abril del 2015.
Líder del Tea Party, en el 2016 promulgó el proyecto de Ley Nica Act, en contra del acceso del régimen nicaragüense a préstamos internacionales. Contribuyó a endurecer las medidas y sanciones contra la dictadura de Nicolás Maduro, y como ya expliqué antes fue el principal promotor de un derrocamiento del dictador venezolano mediante un golpe de las Fuerzas Armadas venezolanas.
Ha condenado firme y públicamente a Hamás, el grupo terrorista, y ha subrayado que la muerte de los niños palestinos también es culpa de esta banda islamoterrorista.
Con Marco Rubio como Secretario de Estado se abre un camino hacia la esperanza y probabilidad real de una vía expresa y radical hacia la libertad en Cuba; siempre y cuando el gobierno de Estados Unidos sea capaz de romper viejos pactos de no agresión contra el comunismo en la isla y permita que los cubanos puedan por fin enfrentar a la tiranía con todas sus fuerzas, como ya lo intentaron la gloriosa Brigada 2506 y los Alzados en el Escambray, así como disímiles movimientos opositores de creación posterior.
Firme defensor de la inmigración ordenada y legal con el fin de proteger las fronteras del país e impedir la degradación interna, el senador Marco Rubio, conocido por sus críticas abiertas al Gobierno de México, sus declaraciones y acciones anti gobierno de la izquierda mexicana sugiere que buscará implementar políticas más estrictas en materia de inmigración y seguridad. También forma parte de los dieciséis miembros del Congreso que propusieron a Estados Unidos imponer sanciones bajo la Ley Global Magnitsky, contra funcionarios chinos que son responsables de abusos de los derechos humanos contra los uigures en Xinjiang.
Sin embargo, me atrevería a aconsejar con humildad al Senador Marco Rubio con relación a esa falsa oposición que corroe tanto a la disidencia interna en la isla como al exilio, mi propuesta sería la siguiente: concentrarse en saber elegir y rodearse de aquellas personas que no hayan servido antes a un doble lenguaje, a un lenguaje que pudiera interpretarse como diálogo con los esbirros del poder castrista y con los decadentes demócratas de Estados Unidos, o como cambio fraude mediante plebiscito o movimientos artísticos de falsa bandera que pudieran servir a diluir lo que debiera ser el verdadero objetivo de la libertad de los cubanos: No más socialcomunismo, no más socialismo, no más comunismo. Sólo Patria y Libertad, como escribió José Martí. Porque Vida tendremos cuando tengamos Libertad. Paz tendremos cuando las opciones democrático-republicanas conduzcan enteramente a la Libertad.
La memez estrafalaria de aceptar a cualquier advenedizo que se auto promueva o lo promuevan para representar la causa cubana sin ser elegido es algo que el nuevo gobierno norteamericano con su mandatario y demás líderes no debieran autorizarse de ninguna forma.
*Para El Debate