Argentina: ¿Por qué se niegan a auditar y controlar los supuestos defensores de la universidad pública?

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Usualmente, los grupos enquistados de la política tradicional en las distintas órbitas financiadas por el Estado suelen acusar al gobierno de Javier Milei por cuestiones tramposas. Lo que sucede con el ámbito de las universidades nacionales es un claro ejemplo de esto. El kirchnerismo creó muchas que sirven como unidades básicas peronistas, al punto que hasta le hacen actos políticos a Cristina Kirchner donde le entregan doctorados honoris causa.

Cuando la actual gestión pretende auditar y controlar los gastos, solamente para que estas entidades cumplan la finalidad que teóricamente tendrían que perseguir, el gobierno es acusado de arremeter contra los fines que estos centros en realidad no buscan. Cuando se pone la lupa en la financiación de las universidades, las organizaciones que hacen política dentro de las mismas cuestionan que Milei está en contra de la educación pública.

Esta mañana, el vocero presidencial Manuel Adorni hizo público un dato que no tendría que pasar por alto: el 38,4% de los estudiantes registrados no cumplen con sus obligaciones académicas. En este sentido, el portavoz oficial cuestionó, con toda lógica, que las familias pobres tengan que pagar con sus impuestos a los estudiantes crónicos que asisten a las universidades públicas con la finalidad de hacer política.

Como un ejemplo de lo que sucede en estas entidades, Adorni advirtió que hay programas de estudios que no se actualizan hace tres décadas. Sin embargo, la estructura se sigue financiando sin cuestionamiento y ante cualquier manifestación de la necesidad de controlar lo que sucede, los defensores del sistema fallido salen a criticar con el argumento mentiroso que el gobierno libertario pretende perjudicar a los estudiantes que no cuentan con los recursos para asistir a una universidad privada.

Preocuparse por la educación pública requiere auditar cada peso que gasta y fomentar que los asistentes vayan realmente a estudiar. Lo que sucede hoy, en el contexto de un modelo económico fallido que se pretende superar, es que hay mucha gente sin recursos que ni siquiera puede darse el lujo de ir a estudiar, aunque la universidad no cobre matrícula ni cuota. Sin embargo, ellos deben financiar con sus gastos a estructuras partidarias y estudiantes crónicos que usan las universidades para hacer política.

Fuente: PanamPost

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