Por qué Lula, Petro y otros aliados de la izquierda regional tomaron distancia de Nicolás Maduro

AMÉRICA LATINAAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
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Oswaldo Ramírez, un reconocido consultor político venezolano que asesoró campañas en su país y en América Latina, explicó por qué los gobiernos y dirigentes de izquierda de la región han tomado distancia de Nicolás Maduro en el último tiempo. Aunque algunos países todavía intentan mantener algún tipo de relación con el régimen de Venezuela, la realidad muestra una creciente preocupación internacional por la migración forzada y los derechos humanos en el país.

“Los gobiernos de izquierda hace rato ya que le dieron la espalda a Maduro. Lo vemos en muchas posiciones,” explicó Ramírez.

En conversación con Infobae, Ramírez destacó que desde 2017 y de manera más pronunciada desde 2019, la diáspora venezolana ha generado preocupaciones internacionales importantes. La situación socioeconómica en Venezuela ha llevado a múltiples países a reconsiderar su apoyo a Maduro.

“El proceso de migración forzada que ha generado una diáspora gigante en Latinoamérica y en Estados Unidos, ha sido una preocupación para la comunidad internacional”, afirmó.

Los países amigos del régimen, como México, Colombia, Nicaragua, Cuba y Bolivia, han adoptado posiciones variadas respecto a la crisis venezolana. Ramírez explicó que, en el caso particular de México, mantiene una política de no injerencia, aunque reciba numerosas oleadas de venezolanos intentando cruzar hacia Estados Unidos.

Colombia por su parte, con Gustavo Petro como mediador, enfrenta también la amenaza de una nueva ola migratoria, en el caso de que Nicolás Maduro intente atornillarse aún más en el poder pese a resultar derrotado en las elecciones del próximo domingo 28 de julio, tal y como vaticinan las encuestas.

“Colombia tuvo actitudes importantes hacia el migrante venezolano, pero ya no puede recibir más venezolanos y esto es un problema significativo”, dijo Ramírez, quien además añadió que Petro “sabe bien que una nueva ola migratoria puede afectar de manera importante a su país en primer orden y necesita que Venezuela se arregle”.

Por el lado de las dictaduras de Nicaragua y Cuba, permanecen como aliados firmes de Maduro, “ellos no creo que logren romper con Maduro, sino llegado el momento de tratar de anotarse con el ganador o tratar de decir yo no voy a reconocer esto”.

Mientras que Bolivia se encuentra centrada en asuntos internos bajo la administración de Luis Arce. “El caso de Bolivia es más complejo porque está atravesando una situación complicada. Además, el presidente Arce ha estado más concentrado en política doméstica”, dijo el consultor.

Ramírez subrayó la postura reciente de líderes como Lula da Silva y Gustavo Petro. Ambos han mostrado inquietud por la falta de condiciones democráticas en las elecciones venezolanas. Lula, en particular, ha hecho llamados a Maduro para respetar el proceso democrático y aceptar la “avalancha de votos” en el caso de resultar derrotado en los comicios, temiendo consecuencias mayores si persiste el ambiente actual de represión y violaciones de derechos humanos.

“La comunidad internacional necesita que en Venezuela las cosas se arreglen para que efectivamente pueda haber una relación cordial”, afirmó el consultor político.

Sin embargo, las condiciones actuales y las declaraciones del oficialismo han generado alarma en la comunidad internacional. “Yo creo que ya desde hace algún tiempo Lula da Silva y Petro han sido la voz de parte de la comunidad internacional en relación con las elecciones en Venezuela,” puntualizó Ramírez, esto a propósito de los dichos del mandatario brasileño cuando aseveró que Maduro “debe aprender que el que gana se queda y el que pierde se va”.

En concordancia con lo dicho por Lula, el ex presidente de Argentina, Alberto Fernández, un viejo aliado de Maduro, dijo en una entrevista a propósito de las elecciones en Venezuela que “el que gana, gana y el que pierde, pierde” y si el oficialismo fuera eventualmente derrotado debía aceptar el veredicto popular.

 Alberto Fernández y Nicolás Maduro
Estas opiniones provocaron que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, revocara la invitación que le habían hecho al ex mandatario argentino, para participar como veedor del proceso electoral.

“El gobierno nacional venezolano me transmitió su voluntad de que no viajara y desistiera de cumplir con la tarea que me había sido encomendada por el Consejo Nacional Electoral”, dijo Fernández. A juicio del régimen de Maduro, estas declaraciones podrían generar “una suerte de desestabilización del proceso electoral”.

“La razón que se me dio es que, a juicio de aquel gobierno, declaraciones públicas realizadas por mí ante un medio nacional causaban molestias y generaban dudas sobre mi imparcialidad”, explicó el ex mandatario argentino en su comunicado.

En su publicación, Fernández dijo que “entendieron que la coincidencia con lo que había expresado un día antes el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, generaba una suerte de desestabilización del proceso electoral” y reafirmó su compromiso con la transparencia y la democracia en las elecciones que están por llevarse a cabo el próximo domingo a pesar de la decisión de no permitir su presencia en los próximos comicios venezolanos.

La preocupación de Lula se intensificó tras las recientes amenazas de Maduro sobre posibles consecuencias violentas si no ganaba las elecciones, declaraciones que han puesto en alerta a la comunidad internacional. “Decir que si yo no gano va a haber un baño de sangre” es alarmante, y obliga a tomar medidas precautorias para asegurar la estabilidad, destacó el consultor a Infobae.

Sobre la reciente comunicación de Lula da Silva con Maduro, Ramírez explicó que el presidente de Brasil está consciente de las complicaciones que una nueva ola migratoria podría significar para su país y la región en general. Según el experto, “Lula sabe bien que también Brasil puede ser un país receptor de migrantes”, lo que añade peso a sus advertencias a Maduro sobre la importancia de un proceso electoral transparente y pacífico.

Ramírez también abordó las declaraciones de Maduro en las que se amenaza con un “baño de sangre” si no gana las elecciones. Esta retórica ha alarmado a la comunidad internacional, que teme una escalada de la violencia y la represión. “Decir que si yo no gano va a haber un baño de sangre, si yo no gano, va a haber una situación sobrevenida que prácticamente lleve a Venezuela a un estado de terror”, recalcó Ramírez, enfatizando la precaución que dirigentes como Lula y Petro han mostrado ante este tipo de amenazas.

En relación con la frase “baño de votos” empleada por Lula como respuesta a la amenaza de Maduro, Ramírez explicó que refleja la necesidad de aceptar los resultados electorales, incluso en casos de victorias por márgenes estrechos. “Los márgenes de victorias tan estrechos... cuando hay millones de votos, cuando ganas por 1 o 2%, la gobernabilidad de los países es muy compleja,” indicó.

Al preguntarle sobre las elecciones, Ramírez indicó que las encuestas reflejan un deseo claro de cambio entre los votantes venezolanos. Seis de cada diez votantes desean un cambio, mientras que solo dos o tres de cada diez apoyan la continuidad del régimen actual. Esto, a su juicio, subraya la urgencia de un proceso electoral justo para reflejar la verdadera voluntad del pueblo. “La gente quiere votar, quiere votar en paz y quiere que se reconozca ese triunfo”, sostuvo Ramírez.

Al abordar las acciones específicas que Maduro debería tomar para garantizar un proceso electoral transparente y pacífico, el consultor señaló varios puntos críticos, incluido el levantamiento de inhabilitaciones y la no judicialización de partidos políticos. Esto es vital para que Venezuela tuviera unas elecciones verdaderamente transparentes.

“Lo que ha habido por parte del gobierno Maduro ha sido elementos para que no haya una elección libre y justa” dijo Ramírez, subrayando la necesidad de permitir que los venezolanos voten en paz y que se respete su voluntad.

El consultor político destacó que el manejo de la crisis venezolana sigue siendo una preocupación central para la comunidad internacional. La situación actual, marcada por “inhabilitación de María Corina Machado” y otras maniobras judiciales contra partidos opositores, hace difícil prever un desenlace claro en cuanto a lo que está por ocurrir en las inéditas elecciones presidenciales del próximo domingo.

Fuente: Infobae

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