Los peligros de CBP One, la aplicación de EE UU para pedir asilo por la frontera sur: extorsiones, secuestros y meses de espera

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Los miembros de aquel grupo de migrantes no paraban de mirar el móvil. Eran 18 personas, incluidas 11 menores, de dos familias de México y una de Guatemala, que llevaban tiempo en un albergue de Tijuana. Pero pasaban las semanas y la confirmación de la cita para pedir asilo en Estados Unidos seguía sin llegar a sus dispositivos. La espera de estas tres familias es la misma que día a día desde hace más de un año viven quienes migran hacia territorio estadounidense por la frontera sur: enganchados por obligación a un teléfono con internet. Porque una aplicación móvil, la CBP One, es la encargada de anunciarles que ya pueden pisar suelo estadounidense, que termina por fin la espera en las —a menudo peligrosas— ciudades fronterizas del norte de México.

La Administración del presidente Joe Biden convirtió en 2023 la aplicación CBP One en la única vía de facto —salvo contadas excepciones— para poder pedir asilo en los puertos de entrada de la frontera sur del país. Y para hacerlo es indispensable que la aplicación detecte que el solicitante se encuentra en el centro o norte de México.

Desesperados, el 29 de noviembre de 2023, los miembros del grupo de 18 migrantes que no dejaban de mirar su móvil decidieron coger un avión y viajar a Reynosa, en el Estado de Tamaulipas, en la otra punta de la frontera entre México y EE UU. “Hay más posibilidades de tener citas en ese puerto de entrada porque es más peligroso”, dice por teléfono el pastor Albert Rivera, el dueño del albergue Ágape, donde esas personas se hospedaron durante su estancia en Tijuana. Fue una mala decisión. Nada más llegar a Reynosa, el grupo fue asaltado y secuestrado. Según contó a Rivera una de las mujeres que sufrió la retención, sus captores les pidieron que pagaran rápido el rescate para así no perder su cita de CBP One.

El 4 de diciembre de 2023, después de que diferentes familiares consiguieran reunir 41.500 dólares (alrededor de 38.600 euros), las tres familias fueron liberadas. El pastor Rivera, que viajó de Tijuana a Reynosa, fue el encargado de recogerlos. Según describe, todos los secuestrados perdieron su cita con la CBP One y tuvieron que volver a iniciar el proceso para conseguir otra. Cuenta también que durante el tiempo en captura, los afectados le narraron cómo tuvieron que presenciar el asesinato y desmembramiento de otras personas secuestradas con ellos.

Un informe de la organización internacional Human Rights Watch (HRW) presentado a principios de mayo de 2024 recoge experiencias similares en otras partes de Tamaulipas y concluye que los carteles “extorsionan a solicitantes de asilo que tienen citas obtenidas a través de CBP One y amenazan a estas personas con impedirles llegar a sus citas si no pagan”. “El mecanismo de entrada digital CBP One expone a migrantes a daños”, denuncia también la ONG. Según el mismo análisis, quienes se ven obligados a esperar en México “se enfrentan a que los funcionarios mexicanos los reubiquen de manera forzada en el sur del país; a la falta de acceso a servicios básicos, como atención de la salud, agua potable y albergue; a ser blanco de violencia por parte de grupos delictivos, así como de autoridades de inmigración mexicanas, soldados de la Guardia Nacional y policías”.

Pocas citas, mucha demanda
Alrededor de 6.000 personas cruzan de forma irregular cada día la frontera sur de Estados Unidos, según las estadísticas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Las citas de la CBP One, un total de 1.450 diarias, no son suficientes para atender a la demanda. En su mayoría se otorgan de “forma aleatoria”, según informa el departamento de Seguridad estadounidense, que aclara que una mejora introducida en la aplicación permite ahora que una cuota se destine a “las personas que llevan más tiempo esperando”.

Alejandra Centeno
De acuerdo con los datos oficiales, entre enero y junio de 2023 más de 170.000 personas consiguieron la cita a través de la aplicación, principalmente haitianos, mexicanos y venezolanos. Aunque Alejandra Centeno no tiene esa impresión. “Todos los demás aquí en los albergues se van y solo quedamos los mexicanos. Tardamos más en que nos llegue la cita. Como de ocho a nueve meses”, se queja frente a las puertas del albergue Juventud 2000, en Tijuana, a tan solo unos centenares de metros del muro que separa México de EE UU.

Centeno viaja con su familia, en total 19 personas, procedentes del Estado mexicano de Michoacán. Llevan nueve meses esperando la confirmación de su cita a través de la CBP One. Uno de sus tres hijos tiene asma y está teniendo que dormir en el suelo, en tiendas de campaña dentro del albergue: “Ya van casi tres veces que queda internado por el frío”, dice.

“Las personas que han estado aquí me dicen que tarda hasta nueve o 10 meses en llegar la cita”, afirma desde Tijuana otra mujer que prefiere mantener su nombre en el anonimato por seguridad. Lleva tres meses esperando a que le llegue la cita de la CBP One con sus cuatro hijos, de 16, 11, 9 y 6 años. “Es muy frustrante porque tenía a la niña grande en segundo de prepa [educación secundaria] y le echa muchas ganas a la escuela, pero no la pude meter aquí porque las prepas están muy retiradas, a una hora”. Si no le dan una cita, la joven “perderá el año”, se aflige.

“La aplicación convierte el derecho legal de asilo en una lotería basada en el azar”, denunció Amnistía Internacional en comunicado de mayo de 2024, en el que abogaba por que las personas puedan presentarse en los puertos de entrada de EE UU para solicitar el asilo, como establecen las leyes internacionales, sin barreras tecnológicas. HRW añade que la limitación diaria de citas es un “sistema de dosificación de facto” pensado para limitar la cantidad de solicitantes de asilo procesados en los puertos de ingreso cada día y hacer que otros sean devueltos a México.

En julio de 2023, varias organizaciones humanitarias y personas que habían sufrido las consecuencias del uso de la CBP One interpusieron una demanda colectiva contra la práctica del Gobierno estadounidense de rechazar a los solicitantes de asilo sin una cita de la aplicación en la frontera sur, argumentando que el uso de la aplicación impone barreras injustas y pone en peligro las vidas de los solicitantes de asilo. Una de las organizaciones que participa en esta demanda, todavía en curso, es Al Otro Lado. Su directora de litigación, Erika Pinheiro, asegura que han estado litigando para “desafiar las políticas que bloquean el acceso al asilo” desde 2017.

Obstáculos tecnológicos
En esa demanda colectiva también se argumenta que “restringir el acceso al asilo solo a las personas que pueden usar una aplicación de teléfono inteligente impone barreras injustas” y “crea problemas de idioma, alfabetización y acceso para personas con discapacidades”. La aplicación solo está disponible en inglés, español y criollo haitiano. Sin embargo, a esa frontera sur llegan también migrantes de países asiáticos, Oriente Próximo, África, Europa o comunidades indígenas. Además, hay muchos solicitantes de asilo que no tienen teléfono, porque no lo llevaron o porque se lo robaron en el camino, y el acceso a internet no siempre es fácil de conseguir de manera gratuita.

Amnistía Internacional ha cuestionado, además, que la CBP One exija una fotografía para comenzar el proceso de petición de cita. “El uso que la aplicación CBP One hace del reconocimiento facial y de las tecnologías de GPS y de almacenamiento en la nube para recopilar datos sobre solicitantes de asilo antes de su entrada en Estados Unidos suscita motivos de honda preocupación relacionados con la privacidad y la no discriminación”, apunta la ONG. Y añade: “Es un hecho generalmente reconocido que los sistemas de reconocimiento facial tienen un rendimiento desigual, dependiendo de características clave como el color de la piel, la etnia y el género”.

Centeno corrobora con su ejemplo los temores de Amnistía Internacional. “Yo estoy muy morenita, le ponía mi foto y decía ‘error”, asegura, aunque finalmente pudo solucionarlo tomándose la imagen frente a un fondo “muy blanco”. Sentada dentro de su tienda de campaña, mientras peina a una de sus hijas, la mujer se resigna: “Aquí estamos, esperando para ver si la CBP One se apiada de los mexicanos y nos manda la confirmación de la cita”.

Fuente: El País

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