El fútbol argentino en su hora más oscura

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Generalmente, cuando un equipo sale campeón, hay alguna expectativa. Una última fecha, un desenlace de un campeonato peleado o una final entre dos competidores. Los argentinos hoy se dieron cuenta que Rosario Central había “salido campeón” de un certamen que tenía que arrojar dos llaves para que los finalistas vayan avanzando. Sin embargo, la Asociación del Fútbol Argentino determinó que, además del eventual campeón que pase los octavos, cuartos, semi y gane la final de la liga, igualmente, ya iba a haber “otro” campeón: el que haya sumado más puntos en la instancia calificadora.

Más allá del criterio de este “doble campeonato”, que puede ser discutido, lo insólito es que nadie sabía que se le iba a entregar una copa y un título oficial al equipo que sumó más puntos durante el año. Así, ya sea mediante las redes sociales o en los portales de noticias, todos nos enteramos que Rosario Central había “conseguido” un título por una determinación inesperada de la AFA.

La desprolijidad fue tan grande, que Claudio “Chiqui” Tapia —titular de esta AFA absolutamente vergonzosa— se olvidó que este formato ya se había realizado el año pasado y que ningún club fue “dictaminado” campeón, por la sumatoria de puntos actual. Guillermo Barros Schelotto, director técnico de Vélez Sarsfield, salió a decir que, si a Central le dieron un título, lo mismo tienen que hacer con el club que dirige. El planteo es absolutamente inapelable.

Lo cierto es que Tapia está en el ojo de la tormenta desde hace rato. Su club Barracas Central, además de haber ascendido meteóricamente a la máxima competencia del fútbol argentino, fue notoriamente beneficiado por los árbitros que le tocan en suerte. Varios periodistas aseguraron que tocar el tema es una cuestión escabrosa, ya que reciben presiones inaceptables.

Alrededor del debate de este inesperado e insólito título del club de Rosario está el retorno estelar del campeón del mundo Ángel Di María. La interpretación general del mundo futbolístico en la tarde de hoy indicó que la idea sería reconocer la voluntad de un campeón en Catar, que triunfó en Europa, y que decidió volver a su país para retirarse. Claro que para que el cuento sea tan emotivo como válido, el campeonato de Central y su capitán debería haber sido en buena ley. Al menos, con un reglamento que determine que equipo es el que sale campeón. O cuáles, en este caso…

Ahora, la polémica alrededor de este “campeonato de escritorio” es tan grande y exponencial, que finalmente terminó generando todo lo contrario: Central terminó sumando un título vergonzante, que será motivo de burla durante décadas, y Di María cerrará su carrera con una «mancha» innecesaria. Un campeón del mundo en buena ley que termina sospechado de un premio que le habrían otorgado al club, como favor personal a él, algo que seguramente que el exjugador de la selección no pidió ni se le hubiera ocurrido pedir.

Tal es el escándalo en Argentina por estas horas, que seguramente más de un simpatizante de Central estará considerando la posibilidad de “devolver” el título.

Estas arbitrariedades dejan muy en evidencia la negativa de la AFA y su titular con respecto a la posibilidad de abrir el juego al formato de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Es que estas cuestiones solamente se pueden dar en los ámbitos “políticos” y, bajo ningún punto de vista, pueden demostrar compatibilidad alguna con el sector empresarial.

Fuente: PanamPost

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