



Nuevos y constantes usos indebidos de la flota VIP de la Fuerza Aérea Brasileña incrementan tensiones internas y gastos superfluos, mientras drásticas reducciones de asignación al rubro Defensa dejan a las Fuerzas Armadas brasileñas en Terapia Intensiva. Las policías regionales no la llevan mejor…


Cuando, en las últimas horas, un jet de la FAB fue usado por la primera dama Janja da Silva para asistir a una consulta de rutina con su ginecólogo en São Paulo, otro avión de la Fuerza Aérea Brasileña fue nuevamente utilizado por el presidente interino de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, para participar de un evento totalmente privado en Portugal, encuentro que, según el partido político portugués Chega, podría ser investigado hasta por lavado de dinero.
Se trata del Foro de Lisboa, que celebrará su 13ª edición en 2025 y está organizado por la Fundación Getulio Vargas (FGV). El evento reúne a académicos, gestores, expertos, autoridades y representantes de la alta sociedad de Brasil y Europa para debatir “cómo la llegada de la Era Inteligente ha impactado las relaciones entre Estados, instituciones, empresas y pueblos”. El sexo de los ángeles…!
Es habitual que ciertas conspicuas, dudosas y repetidas autoridades brasileñas concurran al Foro, y este año el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), el polémico Luís Roberto Barroso, asistió junto con los más que controvertidos ministros del desprestigiado organismo, el truculento Alexandre de Moraes y el sospechado de extrañas actividades europeas, Gilmar Mendes, un habitue de los vuelos periódicos, casi semanales, a Portugal, aunque estos personajes viajaron en líneas comerciales en esta ocasión.
En cuanto al diputado en cuestión, en cambio, exigió una aeronave oficial, no obstante tratarse de un evento estrictamente privado, con un costo por entrada de 125 euros para el público en general y profesionales del sector.
El avión designado fue un VC-99B, Embraer Legacy 600 matrícula FAB 2585 perteneciente al Grupo de Transporte Especial (GTE), responsable del traslado de autoridades de alto rango del gobierno federal y últimamente hasta de sus allegados. El mismo despegó de Brasilia en la madrugada del 1 de julio, hizo escala para repostar en la isla de Sal, en Cabo Verde, y continuó hasta el Aeropuerto Internacional de Lisboa.
La Cámara de Diputados aún no ha emitido comunicado ni informado sobre la lista de acompañantes (habitualmente sorprendentes) del jerarca y otros gastos relativos al viaje, más allá de los viáticos de la tripulación.
La Fuerza Aérea Brasileña, por su parte, continúa enfrentando restricciones presupuestales y estudiando severísimas medidas al respecto, ya que el gobierno, tras malgastar así el dinero público, determinó, caprichosamente, simultáneas reducciones de 500 millones de dólares en materia de Defensa. Algunas posibilidades:
Reducción de horas de vuelo y número de pilotos;
Paralización de unas 40 aeronaves;
Retiro de hasta 137 pilotos, incluidos los del Grupo Especial de Transporte, encargados de transportar, por ejemplo, a ministros;
Suspensión de suministro de aeronaves para eventos;
Suspensión de pagos extras por misiones al extranjero.
Trabajo a tiempo parcial, tanto en la FAB como en sus instituciones académicas.
Este panorama se repite en las otras tres Fuerzas, incluso en sus vectores aéreos, mientras en la faz policial se elucubra una suerte de futura guardia chavista, reduciendo las atribuciones y la disponibilidad de los cuerpos de seguridad de cada estado en beneficio de un supra órgano nacional y nada federal, en una impronta francamente centralista y autoritaria, en momentos en los que los estados del sur/sudeste y centro están combatiendo duramente al narcotráfico y el narcolavado. En el peculiar y tenso caso paulista, entre otras formas de reciclar dinero criminal, se recurre a empresas de transporte colectivo. De las que no se acoplen al esquema, en los últimos días, las mafias han incendiado más de 250 omnibuses, e inclusive los delincuentes se orientan a actividades inmobiliarias o, inclusive, la audacia de intentar proveer servicios al propio estado mediante empresas de fachada, también combatidas por el gobierno local. En otras regiones, el crimen llega a determinar la provisión de dichos servicios -luz, agua, gas- en barrios de las mayores ciudades, cuando no, el desalojo exprés, armado e inapelable de viviendas en favor de sus facinerosos.
¿Cómo llegará Luiz Inácio Lula da Silva al final de su mandato? (Si llega ….). ¿Conviene a Uruguay la proximidad/promiscuidad con ese desgobierno?
¡El fracaso es total! Y peligroso…
Fuente: PanamPost
