Boric y Sánchez huyen de los escándalos de corrupción de sus gobiernos: ¿Quién imita a quién?

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El presidente de Chile, Gabriel Boric, y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, tienen en común la misma estrategia mediática: ambos evaden frente a las cámaras los casos de corrupción, tráfico de influencias y nepotismo. En sus agendas ninguno incluye referencias tácitas o explícitas a los escándalos que sacuden a sus administraciones. ¿Quién imita a quién? Es difícil distinguir, ante la fina adaptación de los relatos a sus intereses.

Aunque a los mandatarios no los une un vínculo sanguíneo o familiar, el estilo discursivo que despliegan los convierte en unos posibles hermanos políticos separados al nacer. Basta escucharlos para confundirse.

Con la cuenta pública que presentó este domingo en el Congreso, Boric patentó el estilo esquivo que utiliza su par de Madrid desde 2018, de modo que pueda sortear los asuntos que golpean la reputación e imagen de su mandato.

Imitador con talento
En dos horas y media, Boric delineó la ruta de los nueve meses que le restan en el Palacio de La Moneda. “Lucharé hasta el final por los proyectos que mejoren la calidad de vida”, dijo. Hablar de futuro, anunciar un cementerio de mascotas e ir en contra de Israel terminó por ser una estrategia para omitir el escándalo relacionado a la utilización de licencias médicas falsas por parte de 25000 empleados para viajar al exterior, sumado a la entrega de 450 millones de dólares a fundaciones aliadas por vía directa, así como obviar las falencias en obras públicas, educación, y economía.

El mandatario chileno apostó por anuncios efectistas, entre los cuales resalta la promesa de 15000 nuevas plazas en las cárceles en los próximos cinco años, un compromiso reciclado de su cuenta anterior. Sin embargo, Boric guardó silencio sobre el 1,8 % de crecimiento con el que cerrará su gobierno, el peor después del 1,9 % que dejó Michelle Bachelet. Tampoco habló de los 700.000 puestos de trabajo que tenía en agenda para crear. El tema le resulta inconveniente. Hasta ahora solo se alcanzan los 560.000, cuya mayoría se generó en la nómina estatal mientras la tasa de desempleo está en 8,8 %.

A la deuda pública también le pasó de largo. Era de esperarse cuando el año pasado llegó a 41,7 %, la tasa más alta desde 1991, que refleja un aumento de 3,8 puntos porcentuales en comparación con el 37,9 % que existía en 2022, cuando asumió el poder.

De esa manera, cuando el micrófono se apagó en Valparaíso, quedó al desnudo que la larga lista de compromisos hechos en campaña con el “Plan de gobierno transformador” quedó en papel, al no dedicar ni una palabra al “Banco Nacional de Desarrollo (BND)” que supuestamente financiaría la innovación en el país, ni a la promesa de transporte público gratuito para adultos mayores, ni la creación ferreterías, farmacias e inmobiliarias populares.

El estilo de Sánchez
Boric intenta parecerse al líder socialista español, Pedro Sánchez, quien alardea de sus siete años en el Palacio de la Moncloa, sin mencionar los casos de corrupción que afectan a su entorno personal y profesional. En ello ya es profesional.

El presidente del gobierno español cierra la boca cuando se trata del caso de su hermano, David Sánchez, quien enfrentará un juicio por presuntos delitos de tráfico de influencias y prevaricación. Prefiere insistir que representa “un antes y un después en la apuesta por reforzar el estado del bienestar tras años de recortes, en la lucha contra la precariedad laboral y en la defensa de las pensiones y del sistema de salud”.

Así pretende dejar bajo la mesa el escándalo que lo asedia después de la filtración de audios donde la dirigente socialista Leire Díez promete acuerdos con la Fiscalía al empresario Alejandro Hamlyn, acusado de fraude de hidrocarburos, a cambio de información sobre un supuesto caso de corrupción que implicaría al teniente coronel Antonio Balas, jefe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), quien lidera la investigación de las causas contra el hermano y la esposa de Sánchez y del caso Koldo.

Sánchez suspendió las declaraciones al respecto. No ha permitido preguntas de periodistas desde hace más de mes y medio. Boric practica esta forma del mandatario ibérico, su silencio tiene cifras. Según el Centro de Información Periodística (CIPER) el récord sin concederle una entrevista a un medio de comunicación son seis meses, mientras que su mayor período sin responder preguntas a la prensa acreditada fue de 108 días.

Fuente: PanamPost

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