
La medida revolucionaria, pero de sentido común que hará circular los dólares en Argentina
MUNDO



Durante la campaña electoral, los rivales de Javier Milei advertían que, si el libertario avanzaba con su idea de dolarización, los argentinos iban a ser más pobres. Simplemente, dividían la cantidad de pesos circulantes por los dólares de las reservas y tiraban tipos de cambio al voleo, como cuando Horacio Rodríguez Larreta vaticinó que llegaría a 3000 pesos.


Sin embargo, el actual presidente fue por otro lado. Secó la plaza del sobrante monetario, solucionó el problema del déficit fiscal y dejó de emitir pesos. Mientras tanto, no solo se dedicó a incentivar el ingreso de dólares al país, sino que se fomenta la utilización de lo que todos los argentinos tienen en “el colchón”.
Luego de décadas de saqueo inflacionario, la población argentina recurrió al dólar como reserva de valor y herramienta de ahorro. Así, escondidos en las casas, en cajas de seguridad del banco y recovecos diversos (como el colchón), todo un país “amarrocó verdes” dentro de sus posibilidades. En dólares están las herencias familiares, los recursos de las ventas de autos o inmuebles, y los ahorros que cada uno pudo conseguir.
En el marco de lo que se rotuló como “dolarización endógena”, el gobierno impulsa algo revolucionario con relación a lo que se ha hecho hasta ahora en el país, pero de total sentido común: que la gente pueda utilizar esos dólares sin temor a ser increpados por el Estado y la agencia recaudadora de impuestos.
Es que, históricamente, mientras se aniquilaban los distintos signos monetarios nacionales, cada vez que un argentino pretendía hacer una operación con sus dólares, la autoridad política aparecía para pedir explicaciones o para cobrar nuevos impuestos confiscatorios. Por esta razón, en Argentina las escrituras se hacen por valores inferiores a los que se realizan las transacciones. La persecución es lo que genera las pequeñas “trampas” para evitar los problemas.
Lo que cambió con el nuevo gobierno es el reconocimiento moral de un presidente, que le dice a la población que ellos no son delincuentes por haber ahorrado dinero, escondiéndoselo al Estado. Esto es de un total sentido común, pero había que decirlo en voz alta. Mucho más relevante es si el que lo manifiesta es el mismo mandatario.
Ante una serie de medidas que podrían anunciarse los próximos días, Milei advirtió:
“No tiene fines recaudatorios, tiene fines de liberar, liberar, liberar; que la gente pueda ser libre de usar su dinero que no lo podía usar porque los delincuentes de los políticos lo querían perseguir hasta por abajo de la cama, es decir, todo era recaudatorio”.
Mientras se aguarda por las normativas que fomenten la utilización de los dólares que hasta hoy permanecen ocultos del sistema, el presidente argentino aclaró que las personas podrán usarlos “tranquilamente” y que nadie va a “pedir explicaciones de nada”. Tan revolucionario como básico y lógico, para una economía que necesita monetizarse luego del saneamiento del Banco Central, el ordenamiento fiscal y el final de la emisión.
Aunque siempre se argumentó desde el populismo que el problema en Argentina es la falta de dólares, lo cierto es que la realidad demuestra todo lo contrario. Los dólares están y los argentinos los tienen. En el país y en el exterior. Solo hay que permitirles usarlos e invertirlos formalmente sin “mordidas” de por medio.
Fuente: PanamPost
