¿Controles cambiarios en Argentina? ¡Fuera!

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El momento tan esperado en el que se levantarían los controles cambiarios en Argentina ha llegado (parcialmente). El 11 de abril, poco más de 16 meses después de la toma de posesión de Javier Milei, su administración anunció que los particulares ya pueden comprar y vender divisas, una práctica que los argentinos tenían prohibida desde hacía seis años. También declaró que el Banco Central de la República Argentina, que hasta ahora fijaba el tipo de cambio oficial, permitirá que el peso compita más libremente con otras monedas. Para una población acostumbrada a utilizar el dólar como refugio frente a la continua caída del peso, el fin del cepo (restricción del mercado de divisas) es una medida significativa.

¿Por qué ha tardado tanto Milei en levantar estas restricciones? El Gobierno vinculó el anuncio a un acuerdo con el FMI, aprobado por el consejo de administración de la organización ese mismo día, para añadir 20 000 millones de dólares a las escasas reservas del país. Esto permitirá a Argentina implementar una «banda cambiaria» entre 1000 y 1400 pesos por dólar. En este sistema, el Banco Central comprará dólares si el tipo de cambio cae por debajo de 1000 y los venderá si supera los 1400, mientras que el peso flotará libremente dentro de ese rango. Así, aunque ahora hay más flexibilidad, el país seguirá gestionando su tipo de cambio.

Los líderes de la oposición, como la expresidenta Cristina Kirchner, denunciaron el fin del control cambiario como una devaluación encubierta, alegando que el peso pasaría de 1100 pesos por dólar a 1400 por dólar. Pero esto no ha sucedido. Desde el anuncio, el peso ha fluctuado y, en última instancia, se ha mantenido cerca del precio fijado anteriormente por el Gobierno. Esto indica la confianza del mercado en que el peso se mantendrá dentro de la banda cambiaria.

Con el levantamiento del cepo para los particulares, la ausencia de devaluación es clave para continuar con el programa de desinflación, que ha reducido la inflación mensual del 25 % en diciembre de 2023 al 3,7 % en marzo de este año. Las devaluaciones están estrechamente relacionadas con las subidas de precios, por lo que el Gobierno de Milei esperó hasta estar seguro de que podía «defender» el tipo de cambio dentro de la banda. Esto también es crucial para mantener la popularidad de Milei, que se pondrá a prueba en las elecciones de mitad de mandato de octubre.

Sin embargo, poner fin parcialmente al cepo y mantener un peso fuerte supone un reto para Argentina: la necesidad de ser más competitiva mediante recortes fiscales y desregulaciones en lugar de devaluaciones. De hecho, no hay ninguna razón clara basada en el mercado por la que Argentina deba tener de repente una de las monedas más sobrevaloradas del mundo, cuando hace solo unos años tenía una de las más débiles. Para evitar esta sobrevaloración, el Gobierno de Milei ha comenzado a desregular y abrir la economía para aumentar la competencia, aunque aún están pendientes importantes recortes fiscales.

¿Ha desaparecido por completo el cepo? Todavía no, especialmente si estás involucrado en el comercio exterior. Aunque las empresas extranjeras ahora podrán transferir al extranjero sus ganancias de 2025 y futuras, el Gobierno emitirá un nuevo bono para cubrir las ganancias anteriores a esa fecha, lo que significa que sigue controlando esos fondos. Además, las pequeñas y medianas empresas siguen teniendo dificultades para pagar bienes y servicios en el extranjero. Normalizar estos flujos será clave para atraer la inversión que Argentina necesita para crecer.

¿Y ahora qué? El futuro es incierto, pero el Gobierno de Milei se muestra optimista y cree que la eliminación del cepo no será en vano. A diferencia de lo que ocurrió durante la presidencia de Mauricio Macri, la última vez que se levantaron los controles cambiarios, que luego se restablecieron, esta vez hay un presupuesto equilibrado y el cepo se está eliminando gradualmente. Eso coloca al Gobierno en una posición más sólida para capear las turbulencias, especialmente en un contexto de incertidumbre internacional y flujos de capital hacia activos de mayor calidad, alimentados por las guerras comerciales del presidente Trump. Hasta ahora, la dolarización no parece estar en la agenda del Gobierno.

Con el cepo levantado para los argentinos comunes, la mayoría de la gente ahora puede protegerse legalmente de la inflación y, por lo tanto, es más libre que hace dos semanas. Eso no significa que sean verdaderamente libres, pero el gobierno de Milei continúa su camino hacia la liberalización. Se están logrando avances.

Este artículo apareció originalmente en la Fundación para la Educación Económica.

Fuente: PanamPost

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