



La tensa relación comercial entre China y Estados Unidos promete traer complicaciones para Tesla, la empresa propiedad de Elon Musk. El aumento de aranceles de hasta 245 % por parte del gobierno de Donald Trump avizora inicialmente un incremento de precios en productos importados desde el gigante asiático, pero con el pasar de los días también han salido a relucir otros sectores afectados: la industria cinematográfica de Hollywood, marcas de lujo y el sector de la robótica humanoide.


Esta guerra comercial podría hacer perder a Tesla millones de dólares. Y es que la fabricación de los robots Optimus se está viendo seriamente afectada porque China es parte fundamental de la cadena de suministro. Por ende, mantener el precio de producción en 20000 dólares por unidad se hace cuesta arriba, más allá de que todavía no se venden de forma masiva. Goldman Sachs pronostica que el mercado mundial de robots humanoides tendrá un valor total de 38000 millones de dólares para 2035.
Elon Musk coincide en la importancia que tendrá esta industria. De hecho, hace un mes dijo que solamente el proyecto del modelo Optimus podría generar más de 10 billones de dólares en ingresos. Sin embargo, de tener esta visión empresarial, el dueño de Tesla podría pasar a padecer las consecuencias de la política arancelaria estadounidense en detrimento de sus ganancias, aún formando parte de la Administración republicana.
La cercana relación entre China y Elon Musk
Hasta el momento no se dispone de datos específicos sobre el porcentaje exacto de componentes que China suministra a Tesla para la construcción de su robot Optimus. Pero citando un informe reciente de Morgan Stanley, el país representa aproximadamente 63 % de la cadena de suministro global de robots humanoides.
Lo que sí se sabe es que China suministra a Tesla sensores avanzados, baterías, actuadores de precisión (dispositivos que convierten una señal eléctrica, hidráulica o neumática en movimiento mecánico) y otros componentes. No es de extrañar que sea así. El propio Elon Musk ha pisado varias veces suelo chino y tiene dos megafábricas en el gigante asiático: una inaugurada en 2019 para la producción de vehículos y otra cuya construcción comenzó el año pasado, destinada a Megapacks, sistemas de almacenamiento de energía a gran escala.
El costo-beneficio para Musk podría verse seriamente afectado por la guerra arancelaria, tal como menciona al South China Morning Post Xu Xuecheng, científico del Centro de Innovación de Robots Humanoides ubicado en la ciudad de Ningbo: “Es probable que el plan de producción en masa de Tesla para Optimus quede en suspenso”.
Por ahora, el propio presidente Donald Trump ha adelantado que está en conversaciones con China para llegar a un acuerdo. Y es que posiblemente haya consenso debido a la compleja relación comercial entre ambos países, sin mencionar que el régimen comunista participa indirectamente en las empresas tecnológicas. Un informe de Nikkei Asia identificó en 2023 que el gobierno posee el 9 % y el 12 % de acciones en Novoray y Zhejiang Huayou Cobalt, respectivamente, proveedoras de materiales a Tesla, como el cobalto.
Aunque China es parte fundamental de la cadena de suministro de la empresa de Elon Musk, el Partido Comunista tiene sus propios planes. En enero de este año, Pekín lanzó un fondo de 1400 millones de dólares para robótica, mientras que la prensa hace alarde de cómo fábricas nacionales superan en producción a su rival en EEUU. En otras palabras, aunque se llegue a un acuerdo en la actual guerra arancelaria, la competencia tecnológica seguirá siendo feroz entre ambas potencias.
Fuente: PanamPost
