
Aumentan los casos de civiles que se hacen pasar por agentes del ICE para detener a migrantes
MUNDO



Eran casi las tres de la mañana. En una pequeña localidad llamada Indiantown, al sureste de Florida, dos migrantes latinos iban en una furgoneta camino de un trabajo cuando se les acercó un hombre en una camioneta gris. El sujeto, que llevaba pantalones de pijama, una gorra al revés, una sudadera y una cadena de oro, afirmó ser agente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y exigió a los dos hombres que le mostraran su identificación. El supuesto agente migratorio reclamó además que los trabajadores demostraran su estatus migratorio para determinar si eran indocumentados o no. Tras amenazarles con deportarles, los migrantes sospecharon que el tipo no era quien decía, se marcharon y llamaron al 911.


La realidad es que, el individuo, identificado por la oficina del sheriff del condado de Martin como José Juan López, no trabaja ni ha trabajado nunca para el ICE ni para ninguna otra agencia policial. López es un joven de 23 años con antecedentes penales, incluidos cargos por posesión de sustancias controladas, violación de la libertad condicional, maltrato de menores y agresión doméstica, y que el pasado 3 de abril se convirtió en el último civil en hacerse pasar por un policía de inmigración para aterrar a la comunidad en plena cruzada antiinmigración de Donald Trump.
Aunque últimamente los funcionarios de inmigración utilizan cada vez más ropa de paisano al llegar a cabo detenciones, los dos migrantes sospecharon del hombre a medida que se desarrollaba la interacción. “Obviamente sabían que pasaba algo. Normalmente no ven a agentes del ICE vestidos con pantalones de pijama o saltando al azar sin algún tipo de identificación real dura”, aseguró el comandante Ruben Romero de la oficina del sheriff del condado a la prensa local.
Según la declaración jurada de arresto de López, cuando los migrantes intentaron huir de él en su vehículo, el sospechoso los siguió “durante varias manzanas”, acabando finalmente en el aparcamiento de un supermercado local, donde los persiguió en círculos hasta que las autoridades llegaron al lugar. En el momento del arresto, López dijo a los agentes que él era la víctima en este caso y que los hombres que llamaron al 911 en realidad le estaban amenazando, según el vídeo de la cámara corporal de uno de los policías presentes, que fue hecho público por la televisión local WPBF 25 News.
“Había un grupo de amigos en el coche y estaban aquí intentando amenazarme”, López dice en la grabación. El hombre, que también llamó al 911 para denunciar al grupo de migrantes en el momento de los hechos, asegura que los persiguió porque temía por su vida y aunque niega haberse hecho pasar por un agente del ICE, sí admite haberle dicho a las víctimas que serían deportadas. “Porque parecían un montón de gente que no tiene papeles”, añade.
Los dos migrantes que fueron hostigados por López, cuyas identidades no han sido reveladas, no son ciudadanos estadounidenses, de acuerdo con la oficina del sheriff. Las autoridades locales han hecho un llamamiento a que se reporten este tipo de delito, independientemente del estatus migratorio de la víctima. En los últimos meses, los inmigrantes —desde aquellos que cuentan con visados y tarjetas de residencia hasta los indocumentados— están evitando cada vez más cualquier tipo de interacción con las autoridades por pánico a ser detenidos o incluso expulsados del país a medida que la Administración Trump intensifica sus esfuerzos de deportación.
Un fenómeno en aumento
Este tipo de suplantaciones y fraudes no son nuevos, pero han experimentado un repunte durante los primeros meses del Gobierno de Trump. El de López se suma a una creciente lista de arrestos de individuos acusados de suplantar a agentes federales —un delito federal— a lo largo de todo el país. La pena por este delito puede incluir hasta tres años de prisión, una multa, o ambos, dependiendo de la gravedad del caso.
Antes del suceso en Indiantown, a finales de febrero otro individuo también fue detenido en Florida por hacerse pasar por agente de Seguridad Nacional para registrar un complejo de apartamentos en busca de indocumentados. El 24 de febrero, Steven Donovan, de 47 años, llegó a una unidad de apartamentos en Orlando portando una pistola mientras exigía el acceso. El hombre alegaba que estaba llevando a cabo una investigación sobre inmigración y quería asegurarse de que “no había mexicanos alojados ilegalmente” en el sitio, de acuerdo con las autoridades.
Dos días después, en Fresno, California, dos individuos fueron detenidos por suplantar a agentes del ICE y filmarse acosando a los empleados de al menos 11 comercios locales para publicarlo en sus redes sociales. Los hombres llevaban pelucas y chalecos tácticos negros con las letras deliberadamente tapadas para que se leyera “Policía” e “ICE”. Otro caso similar ocurrió el 1 de febrero en Filadelfia, Pensilvania, donde tres individuos se hicieron pasar por funcionario del ICE para acceder a una residencia universitaria de la Universidad de Temple. Dos de ellos estaban vestidos con camisetas que llevaban las mismas inscripciones.
Y en enero, en Charleston County, Carolina del Sur, Sean-Michael Johnson, de 33 años, fue arrestado y acusado de secuestro y suplantación de un oficial de policía tras detener a un grupo de hombres latinos en una carretera. El vídeo del encuentro, en el que Sean Michael Johnson insulta a los hispanos diciéndoles que no hablaran “ese [español] de mierda” en su país y que se regresaran a México, se hizo viral.
El repunte de las suplantaciones de identidad y otras estafas relacionadas con el control de la inmigración ha llevado a algunas autoridades estatales a lanzar advertencias, mientras que las organizaciones pro migrantes denuncian un clima que consideran racista y peligroso para las comunidades extranjeras.
En California, el fiscal general Rob Bonta advirtió en marzo a los residentes del Estado que “se protejan” de estos crímenes. Bonta reprochó que “malos actores” estén tratando de sacar provecho del “miedo y la incertidumbre creados por la retórica racista y las políticas de inmigración destructivas de la Administración Trump” y aseguró tajantemente: “Si pretenden estafar o aprovecharse de otro modo de las comunidades de inmigrantes de California, tendrán que rendir cuentas”.
Fuente: El País

