Cómo Trump podría beneficiar al comunismo chino al apartarse de la ONU

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Si algo ha demostrado el régimen comunista chino es que todo espacio es aprovechable para sus intereses de expandir su influencia diplomática, política y económica en el mundo. Por ello, la retirada de Estados Unidos de varios organismos internacionales plantea dilemas entre quienes analizan cómo Pekín podría ver esto como una oportunidad de oro para avanzar con su plan de imponer un “nuevo orden mundial”.

Entre 2005 y 2022 el gigante asiático entregó 136.000 millones de dólares a países de América Latina a través de inversiones extranjeras, según datos publicados por Bloomberg. Si hablamos de préstamos, la cifra asciende a 240.000 millones de dólares para países en riesgo de impago en años recientes, tal como precisa el New York Times. Las intenciones detrás de esto no son nobles. A cambio de abrir su billetera, Pekín consigue influencia sobre gobiernos de naciones en vías de desarrollo, dando paso a la Ruta de la Seda. Es justo aquí donde se encienden las alarmas por la salida de Estados Unidos de organismos internacionales, tal como ha anunciado Trump.

El 22 de enero de 2026 se concretará oficialmente la retirada del país norteamericano de la Organización Mundial de la Salud (OMS), adscrita a la Organización de Naciones Unidas (ONU). El presidente estadounidense, Donald Trump, citó “pagos desproporcionados en comparación con las cuotas de otros países”, además de una “mala gestión de la pandemia del COVID-19 y otras crisis sanitarias mundiales”. Si bien son argumentos válidos, hay otra cara de la moneda y es el espacio que deja libre a China.

Abrir la puerta a la Ruta de la Seda
Un régimen que no encuentra contrapeso en escenarios como la ONU podría estrechar vínculos dentro de la organización para expandir su Ruta de la Seda. Además, como indica el periodista Marco Magnier en un artículo escrito para el South China Morning Post, el régimen comunista de Xi Jinping también vería la oportunidad de “generar apoyo para sus propuestas globales de seguridad, civilización y salud que, dicen los críticos, fortalecen la influencia de China en el Sur Global”.

¿Es entonces una buena decisión del presidente Donald Trump dejar libres estos espacios dentro de la ONU? Mientras llega la respuesta el mandatario ha ordenado que EE. UU. salga del Acuerdo de París sobre el clima y ha congelado los fondos destinados a la agencia para los Refugiados Palestinos (UNRWA). En el mismo sentido, firmó sanciones contra la Corte Penal Internacional (CPI) por las investigaciones a Israel en el marco de la guerra contra el grupo terrorista Hamás.

Por otro lado, el mandatario reafirma su perfil proteccionista al imponer aranceles a otros países como Canadá, México y la propia China por temas migratorios y de narcotráfico que afectan a EE. UU. Si a eso se suma la retirada de espacios dentro de la ONU, la situación se vuelve mucho más compleja. Sobre esto último, Rana Siu Inboden, exdiplomática del consulado estadounidense en Shanghái, opina que “Pekín está ganando sin luchar”, según declaró al diario con sede en Hong Kong.

De igual manera, China suele expandir sus tentáculos sea cual sea el presidente de turno en Washington. El ejemplo más reciente en América Latina es la inauguración del megapuerto de Chancay, en Perú, mientras desde la Casa Blanca gobernaba el demócrata Joe Biden. Fueron necesarios 3600 millones de dólares para su construcción con la inversión mayoritaria de Cosco Shipping Ports (CSPCP), ligado a la Armada del Ejército Popular de Liberación chino (EPL).

Es decir, desde China trazan un plan expansionista que continúa sin importar quién gobierne la mayor potencia mundial, considerada su mayor enemigo. Pero los espacios que se liberan en escenarios internacionales por orden de Trump podrían incrementar las ambiciones de Xi Jinping.

Fuente: PanamPost

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