La relativización de la violencia en Argentina: el retorno del “algo habrán hecho”

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En la década del setenta, en el marco de una violencia política insoportable, desde el Estado se aplicó una medida  la desaparición de personas. Primero en democracia y luego bajo la órbita del gobierno de facto. Como la ciudadanía de a pie, mayoritaria, alejada de estas artimañas, tenía más miedo a las bombas de los terroristas que a las fuerzas gubernamentales, cuando las personas desaparecían se decía una frase que justificaba lo que luego se denominó como terrorismo de Estado: “Algo habrán hecho”.

Hoy, a menos de 24 horas del violento ataque que sufrió el periodista libertario Fran Fijap, la cobertura periodística del hecho dista mucho de ser lo que debería en una sociedad civilizada. Para empezar, se pretende relativizar el oficio de Fijap, como sucedió en una situación similar con Mariano Pérez. No se les denomina como periodistas, a pesar que crearon sus propios medios, que tienen más alcance que los canales tradicionales. Se les dice “militantes”, “youtubers” o cualquier otra cosa para bajarles el precio.

Cuando hace veinte años apareció el “periodismo militante” kirchnerista, se pudo haber sentado un precedente, si el consenso indicaba que, para ejercer el oficio, había que exponer ciertas cuestiones de mínima objetividad. Sin embargo, como se trataba de “intelectuales de izquierda”, nadie se animó a quitarles el rótulo de “periodistas”. Ni siquiera por emitir sus opiniones desde la televisión estatal, con sueldos financiados por los contribuyentes.

Cuando apareció una nueva generación de otra orientación política, y aunque los nuevos comunicadores sean autónomos, independientes y tengan éxito, el mainstream tradicional, que evidencia una decadencia cada vez más grande, decidió no solo bajarles el precio sino que sumaron a la hostilidad violenta y agresora del kirchnerismo.

Mientras Fijap corría literalmente por su vida ayer, desde los cómodos sillones de los estudios de televisión, muchos periodistas aseguraban que el libertario estaba recibiendo “lo que fue a buscar”. En lugar de repudiar la violencia y el ataque cobarde, se comentaban los tuits del comunicador libertario, como justificando lo que sucedía en las inmediaciones del Congreso.

El “algo habrán hecho”, que no se justificaba ni siquiera para la desaparición de asesinos, terroristas y secuestradores, ahora se aplicaba a un joven que había escrito en sus redes sociales “van a correr, zurdos”. Tan triste como patético.

Sin embargo, los grandes medios que perdieron influencia, ya no pueden ordenar y dirigir a la opinión pública como en otros tiempos. El éxito de los Fijap y los Pérez tiene que ver con que se ha roto la unilateralidad del discurso. Ayer, mientras se decían barbaridades desde los micrófonos, la gente, que también está conectada en las redes sociales (donde son tanto emisores como receptores) se indignaba por las palabras de los “periodistas consagrados”.

Argentina, aunque tiene por primera vez un claro rumbo en lo político y lo económico, está viviendo una transición. Puede que el año próximo en las elecciones legislativas quede en evidencia el sentir de una mayoría, que todavía muchos comunicadores de los grandes medios no terminan de escuchar.

Fuente: PanamPost

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