Mauricio Macri y la aceptación de un expresidente a ser socio minoritario del oficialismo

Volvió Mauricio Macri como amo y señor del PRO. Claro que el partido ya no es la referencia de la centroderecha de la política argentina, sino que es un socio minoritario del fenómeno libertario que está en la Casa Rosada. Como un viaje completo, Macri se muestra nuevamente como único referente de un bloque que, para crecer, tuvo que darle espacio a dirigentes como Patricia Bullrich u Horacio Rodríguez Larreta. Ya sin ellos (Patricia es ministra ultraoficialista y el exintendente busca una opción independiente) Macri vuelve a regentear un partido que ya cuenta con experiencia, pero que tiene pocas posibilidades de crecimiento.

Es que es muy complicado venderle a la opinión pública una oferta de “oficialismo independiente”, donde se propone acompañar las iniciativas de Milei, pero con otras personas en las bancas. Cada vez que esta situación se dio en la política argentina, los electorados de los oficialismos de turno siempre prefirieron la “opción original”. Así desapareció la Ucedé liberal en los noventa, de la misma manera que ninguno de los satélites del kirchnerismo pudo consolidarse independientemente. A lo sumo, a lo mejor que se alcanzó es a negociaciones políticas para ubicar candidatos en las listas legislativas.

Claro que para un partido que fue gobierno y que es el oficialismo porteño, dejar pasar un turno electoral a cambio de unos dos lugares en las listas, tiene gusto a poco. Sin embargo, todo parece indicar que no hay espacio para ambicionar mucho más.

Que nadie se llame a engaño, aunque Macri dice que Milei necesita consolidar mejores equipos, el relanzamiento de su partido no tiene otro trasfondo que no sea las elecciones de medio término de 2025, donde llevarán a cabo esa difícil tarea de proponer diputados oficialistas, pero en otro frente independiente al del sello de La Libertad Avanza.

Más allá de la cuestionable autopercepción de Macri sobre la historia del PRO (que la cuenta como de un partido de orientación liberal, cuando no fue), es positivo que el expresidente deje en claro que su lugar es de apoyo. Aunque asegura que el gobierno debe mejorar en ciertos ámbitos (lo que es cierto, independientemente de si el macrismo cuenta o no con las herramientas para esta contribución), es destacable que el exmandatario aclare, sin medias tintas, que el camino es el que propone Milei.

En su exposición de poco más de veinte minutos, el titular del PRO no negó una fusión con LLA a futuro, pero por ahora es claro que en 2025, los votantes tendrán dos boletas importantes para elegir en el mundo “antikirchnerista”. La oficial, que no podrá contar como Milei como candidato, y la amarilla, que tampoco tendrá al expresidente como postulante, misterio que develó hoy.

Ni Macri ni Milei estarán en las boletas, aunque ambos buscarán llevar agua para su molino. La historia muestra que la oferta libertaria tendrá más oídos receptivos. Lo más importante es que el Congreso, luego de los comicios, pase a tener una conformación mayoritaria de legisladores que se manifiesten claramente a favor del cambio que Argentina comenzó a transitar.

Fuente: PanamPost