China acecha Guantánamo mientras se victimiza ante acusaciones de espionaje

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Una antena mantenida con granjas solares e incluso, nuevos radares, ha sido instalada por China en Cuba. El fin de esta táctica es rastrear señales a una distancia de entre 3000 y 8000 millas náuticas desde la isla con el apoyo del régimen castrista, según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés).  El documento precisa que los dispositivos brindarán a Pekín un punto de observación cerca de la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, una base militar estadounidense clave en la región.

Los sistemas de monitoreo están distribuidos en las cuatro bases de vigilancia electrónica vinculadas a la nación asiática: El Salao, Bejucal, Wajay y Calabazar. De acuerdo con la investigación de la organización, la antena de China en Cuba permitirá al régimen comunista de Xi Jinping acceder al dominio aéreo y marítimo en la región, donde el ejército estadounidense y sus socios internacionales operan regularmente.

El hallazgo abulta el largo historial de espionaje relacionado con Cuba que comenzó en la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética operó su mayor centro de inteligencia en el extranjero en el Complejo de Inteligencia de Señales de Lourdes.

Señales modernas
China apuesta con a la tecnología para avanzar en su Proyecto 141 pactado con la administración de Miguel Díaz-Canel, el cual incluye la instalación una base naval en la isla con tropas de la nación asiática. De este modo, buscan centralizar y procesar la información obtenida por sus cuatro bases repotenciadas en Cuba. 

Según el (CSIS), el régimen de Xi apuesta por la inteligencia de señales (SIGINT), una forma espionaje moderno que facilita la interceptación de señales transmitidas por civiles y militares configuradas con una matriz de antenas dispuestas circularmente (CDAA, por sus siglas en inglés) que permiten una capacidad de formación de haces de 360 ​​grados con su diámetro de hasta 200 metros.

“Las CDAA son muy eficaces para determinar el origen y la dirección de las señales entrantes de alta frecuencia y fueron utilizadas comúnmente tanto por los Estados Unidos como por la Unión Soviética durante la Guerra Fría” revela el estudio.

El documento señala que también se utilizan antenas parabólicas compatibles con SIGINT que permiten concentrar las ondas de radio en un haz estrecho, lo que las hace eficaces para comunicarse con satélites que se encuentran lejos de la Tierra, así como para interceptar y recopilar señales de diversas fuentes. “Las antenas de radar emiten y reciben ondas de radio para rastrear objetos físicos, como barcos, aviones y misiles”.

Detrás de los datos satelitales
China aprovecha la ubicación de Cuba para concretar su plan de espcionaje, considerando que la isla está a menos de 100 millas del sur de Florida, una corta distancia que le permite posicionarse para vigilar las comunicaciones y actividades sensibles en la región, entre ellas, las del ejército estadounidense.

El interés en la zona resulta muy evidente. Sobre todo porque en la costa sureste de Estados Unidos funcionan el complejo de lanzamiento espacial de Cabo Cañaveral, la sede del Comando Sur y el Comando Central de Estados Unidos.

¿Qué pretende China? La falta de acceso a material clasificado impide descubrir con certezas los objetivos específicos pero el aumento de los equipos de vigilancia espacial en sitios como Bejucal y Calabazar permitiría a Pekín acceder a datos satelitales de una variedad de aplicaciones con presencia en órbita.

También potenciaría su capacidad de monitorear el tráfico de radio y potencialmente interceptar datos entregados por satélites estadounidenses cuando pasan sobre sitios militares altamente sensibles en el sur de Estados Unidos.

Más capacidad para espiar 
Con ello, China aumentará su capacidad para monitorear y comunicarse con sus propios activos espaciales desde otra ubicación. Así alcanzaría lo inimaginable:  realizar telemetría, seguimiento y comando (TT&C) en sus satélites y naves espaciales como ya lo hacen a Estados Unidos, Rusia y Europa desde las estaciones terrestres

“China ha carecido históricamente de acceso a estaciones terrestres en América del Norte. El acceso a instalaciones en Cuba podría ayudar a cerrar esa brecha” precisa el informe.

Sin embargo, China niega la instalación de su antena y radares en Cuba. La portavoz de la Cancillería, Mao Ning, vocifera que las acusaciones del CSIS “carecen de fundamento” e insiste en que la cooperación entre ambos países es “transparente y legítima”, sin “intenciones de perjudicar a terceros”.

Desde el régimen castrista avalan la narrativa. El viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, sostiene que el informe es parte de una nueva “campaña de intimidación” porque “las bases militares chinas en Cuba no existen”.

Fuente: PanamPost

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