La viuda de Fernando Villavicencio dijo que el FBI habló con los sicarios del ex candidato presidencial ecuatoriano un día antes de que los mataran en la cárcel

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Las investigaciones sobre el asesinato del ex candidato presidencial Fernando Villavicencio aún continúan. Verónica Sarauz, viuda del político, ha manifestado su profunda insatisfacción con el avance del proceso judicial. En una entrevista que Sarauz concendió a La Hora, la mujer dio detalles sobre las diligencias realizadas por el FBI para esclarecer el asesinato de su esposo. Además, exigió a las organizaciones políticas que dejen de utilizar el nombre de su esposo con fines oportunistas.

Sarauz señaló que los agentes del FBI que colaboran en la investigación lograron entrevistar a los gatilleros que asesinaron a Villavicencio. Esas conversaciones se efectuaron un día antes de que los sicarios –que estaban presos en la Penitenciaría del Litorial– fueran asesinados. Sarauz indicó que hay grabaciones de dichas entrevistas que están en posesión de la Fiscalía, y afirmó que las autoridades llegaron a un acuerdo con los sicarios para que colaboraran a cambio de sacarlos de Ecuador: “Tengo conocimiento que el FBI habló con estas personas, hay las grabaciones que tuvieron con estas personas, de hecho, había el acuerdo de que quedarán libres y fueran sacados del país, pero misteriosamente un día antes de que fueran sacados del país, fueron asesinados”, dijo la viuda de Villavicencio a La Hora.

La viuda del político subrayó la falta de avances significativos en la investigación y enfatizó la necesidad de transparencia por parte de la Fiscalía: “Ha sido muy atropellado todo lo que ha pasado en la justicia, a nivel de todos los casos y lo único que se genera es cierta impunidad”, comentó Sarauz.

Villavicencio fue sindicalista, periodista y político ecuatoriano. En medio de la campaña presidencial para las elecciones extraordinarias de 2023, a 11 días de los comicios, Villavicencio fue acribillado por sicarios a la salida de un mitin político en el centro norte de Quito, el 9 de agosto.

El magnicidio sin resolver
 
En febrero de 2024, la fiscal Ana Hidalgo, encargada del caso, presentó en la audiencia preparatoria de juicio las evidencias en contra de seis de los 13 procesados. Los siete restantes fueron asesinados en prisiones de Guayaquil y Quito, de estos seis eran colombianos. Hidalgo reveló que la preparación y ejecución del asesinato de Fernando Villavicencio fue cuidadosamente llevada a cabo por una célula del grupo delictivo Los Lobos.

Carlos Angulo, también conocido como alias “Invisible”, y Laura Castillo, apodada “Flaca” lideraron el crimen. La mujer jugó un papel fundamental en la logística del crimen, asegurando armas, municiones, ropa y vehículos para los sicarios.

Antes del magnicidio, Castillo organizó varias reuniones de preparación, una de las cuales tuvo lugar la noche del 8 de agosto en una casa en la Ciudadela Ibarra, al sur de Quito. Durante esta reunión, los sicarios recibieron instrucciones directas de Angulo, quien se conectó mediante una videollamada desde la cárcel de Latacunga. En esa prisión, Los Lobos habían contratado un proveedor de Internet con autorización del Servicio de Cárceles del país.

La Fiscalía sostiene que Castillo era vigilada por las autoridades debido a su supuesta participación en una red de microtráfico de drogas relacionada con Los Lobos, a pesar de esto, la mujer avanzó con el plan de asesinar a Villavicencio. El día del homicidio, Castillo fue arrestada en el Valle de Los Chillos, a 33 kilómetros del lugar donde se produjo el sicariato.

La mujer viajaba en un automóvil robado, manejado por uno de sus cómplices, Erick R. En el vehículo se descubrieron pruebas comprometedoras, como camisetas relacionadas con la campaña política de Villavicencio. El día del crimen, los procesados usaban camisetas del partido de Villavicencio, fue así como se mezclaron entre los simpatizantes del político, en el que sería su último mitin.

Además, la fiscal Hidalgo indicó que en los teléfonos móviles de los acusados se encontraron pruebas incriminatorias, como mensajes ordenando el asesinato y fotos descargadas horas antes del crimen. En el celular del sicario Johan Castillo, quien mató a Villavicencio, y que murió después de ejecutar el magnicidio, se encontró un mensaje de Ángulo enviado a las 17h33 de ese día, a menos de una hora del asesinato: “Bien, brother. Cuando usted lo vea, le pega. Confío en usted. Hágale”.

Fuente: Infobae

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