


Lula, Sánchez y Petro, los emisarios de Maduro para frenar decisión militar de Trump en Venezuela
MUNDO
AGENCIA INTERNACIONAL DE NOTICIAS


En los próximos días comenzará la nueva fase de la operación militar de Estados Unidos en el Caribe contra el narcotráfico, siendo el régimen venezolano de Nicolás Maduro el foco de este despliegue del Pentágono en la región, el más grande desde la invasión a Panamá en 1989, y la decisión final está en manos del presidente Donald Trump, quien ha sugerido que los siguientes pasos incluirán bombardeos a objetivos dentro de Venezuela, aunque también ha abierto la puerta a «discusiones» con el dictador chavista, lo que evidencia que aún no hay una orden dada sobre las próximas acciones, pero que es el mandatario estadounidense quien tiene la última palabra. Ante este escenario, Maduro ha intentado –sin éxito– convencer directamente a Trump de dar marcha atrás con sus habituales promesas engañosas, pero también ha contado con aliados de la izquierda internacional, que en las últimas horas parecen haberse coordinado para favorecer los intereses de quienes hoy tienen secuestrado el poder en Venezuela, con el repetido pero popular discurso del diálogo y la paz.


Pese a haber reclamado la publicación de las actas de la elección presidencial de 2024 tras el fraudulento resultado con el que Maduro se declaró reelecto y haber reiterado que en el Palacio de Planalto no reconocen su juramentación del pasado 10 de enero, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aprovechó este domingo su participación en la Cumbre de Líderes del G20 en Johannesburgo, Sudáfrica, para lanzar un salvavidas a su antiguo aliado del Foro de Sao Paulo, anunciando en el evento de clausura que hablará con su homólogo estadounidense, Donald Trump, para evitar un conflicto militar con Venezuela.
«Estoy preocupado porque América del Sur está considerada una zona de paz (…) Somos un continente que no tiene armas nucleares, bombas atómicas, no tenemos nada. Allí, nuestro objetivo es trabajar para desarrollarnos y crecer. Me preocupa mucho el aparato militar que Estados Unidos ha desplegado en el Mar Caribe. Estoy muy preocupado. Y tengo la intención de hablar con el presidente Trump sobre esto, porque me preocupa», dijo Lula en una rueda de prensa en el marco de la Cumbre del G20, remarcando la «responsabilidad» que Brasil tiene con Sudamérica y expresando su preocupación por el hecho de compartir frontera con Venezuela, lo que dijo «no es poca cosa». Su posición al respecto es tajante: «No tiene sentido tener una guerra ahora».
Para Sánchez no ha habido suficientes diálogos
Lula no fue el único que aprovechó la Cumbre del G20 para intentar influir sobre la posible decisión de carácter militar que estaría por tomar Donald Trump para Venezuela. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también pidió desde el evento de clausura del encuentro de mandatarios en Johannesburgo «abrir espacios de diálogo» y respetar el derecho internacional, cuando fue consultado en la rueda de prensa sobre su posición en cuanto a la creciente tensión entre Estados Unidos y el régimen venezolano.
Aunque Sánchez enfatizó que su país no reconoció el resultado electoral y no reconoce a Maduro, pese a que lo llama «presidente», insistió en que «eso no es óbice para que, efectivamente, no se respete el derecho internacional». En su defecto, aboga por conseguir «cauces de diálogo que puedan dar solución a esta crisis de una manera pacífica», ignorando que su estrecho aliado, el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido mediador en una lista interminable de diálogos en Venezuela que no han llevado a ninguna parte y solo han servido al régimen para ganar tiempo y aferrarse al poder.
Las falacias intencionales de Petro
Y como era de esperarse, el presidente de Colombia no se quedó atrás. Con el mismo discurso matizado de no reconocimiento al régimen de Maduro pero de total oposición a la operación de Estados Unidos en el Caribe, Gustavo Petro se sumó al llamado de Lula y Sánchez, que llevaron esta postura a la Cumbre del G20. «Yo no apoyo a Maduro, quiero una solución política y pacífica en Venezuela, pero no apoyo una invasión», escribió el mandatario colombiano en su cuenta en X. No es nada nuevo. Petro protestó incluso durante su discurso en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por los ataques de EEUU a lanchas con droga en el Caribe.
Sin embargo, en su último mensaje incurre en varias falacias que evidencian su interés en favorecer al régimen chavista por pura solidaridad automática. Y es que, por un lado, asegura que la eventual invasión a Venezuela desataría la quiebra de la estatal petrolera colombiana Ecopetrol, cuando es su política de «descarbonización de la economía» lo que está golpeando a la compañía tras su decisión de no firmar nuevos contratos de exploración petrolera, mientras se dispone a iniciar la importación de gas venezolano; y por otro lado, asegura que la invasión a Venezuela ocurriría por la misma razón que se inició la guerra en Ucrania: el petróleo. Pero esa afirmación es falsa, ya que Ucrania no es un gran productor de petróleo, pues solo produce un promedio de 55.000 barriles diarios y ocupa el puesto 61 en el mundo en cuanto a producción; además, el motivo de la invasión rusa fue por disputas territoriales y para frenar la intención de Ucrania de ingresar a la OTAN.
Fuente: PanamPost





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