



SANA es el primer fármaco de Sudamérica contra la obesidad que supera con éxito la fase inicial de pruebas. Los resultados mostraron que el compuesto logra su cometido: redujo el índice de masa corporal y los niveles de azúcar en sangre en las 44 personas que participaron del ensayo. “Es un hito para Uruguay y América del Sur”, destaca la publicación difundida por el Instituto Pasteur de Montevideo.


¿Cómo funciona SANA? El mecanismo detrás de este fármaco es distinto al que se sigue actualmente en los tratamientos que existen. Lo que hace es estimular el gasto energético en lugar de suprimir el apetito, como sucede en la actualidad. En las pruebas de laboratorio el fármaco logró demostrar que preserva la masa muscular magra, a la vez que reduce de manera significativa la masa grasa.
En los ensayos clínicos en humanos no mostró resultados adversos y arrojó resultados “promisorios de pérdida de peso y mejora de la glicemia”, dice la difusión. Por lo tanto, los resultados son “prometedores” para tratamientos contra la obesidad y la diabetes tipo 2.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Nature Metabolism.
SANA fue desarrollado por Eolo Pharma, una startup que fue creada por científicos del Instituto Pasteur de Montevideo y de la Udelar, la universidad estatal de Uruguay.
El fármaco ya había mostrado resultados positivos en las pruebas de laboratorio. “Ahora no solo demostró ser seguro y bien tolerado en las personas, sino que también redujo el índice de masa corporal y los niveles de glucosa en sangre en las 44 personas que participaron en el ensayo”, señala el Institut Pasteur.
Estos resultados primarios permitan pasar a la segunda fase de ensayos clínicos, que comenzará a fin de año e incluirá a más pacientes. Entre las personas que participarán, están quienes fueron diagnosticados con diabetes tipo 2.
Esta es la prueba final: si los estudios confirman su eficacia en la próxima etapa, SANA podrá ser un tratamiento disponible en las farmacias.
El Institut Pasteur inició esta investigación hace 10 años, cuando los investigadores identificaron moléculas con “potencial terapéutico”. Luego vino la etapa de validar los experimentos y ahora la fase final, en la que el fármaco va hacia su posible aplicación clínica.
“El resultado obtenido abre una vía terapéutica completamente nueva para la obesidad y los trastornos metabólicos, complementaria a las terapias con GLP-1, pero dirigida a la capacidad del cuerpo para quemar energía y no para suprimir el apetito”, explicó Carlos Escande, investigador del instituto e integrante de Eolo Pharma.
Las terapias con GLP-1 a las que se refiere el investigador son aquellas con medicamentos que ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre en personas con diabetes tipo 2, un público al que también está dirigido este fármaco.
El equipo editorial de la revista señala que los resultados preliminares justifican realizar “ensayos clínicos adicionales para estudiar su uso como tratamiento para la obesidad”. Uwe Shalattner, jefe del Laboratorio de Bioenergética Fundamental y Applied de la Universidad Grenoble Alpes (Francia) señaló que los hallazgos en roedores “podrían aplicarse con éxito a los humanos”.
La diferencia con Ozempic
Cuando se habla de medicamento para adelgazar, el nombre Ozempic es uno de los primeros que surge. Es el fármaco más popular en algunos países. Hasta agosto de 2024, el registro de la conocida como la “droga mágica para adelgazar” estaba inhabilitado, lo que provocaba que los uruguayos cruzaran las fronteras para conseguir el fármaco de manera ilegal. Ante la alta demanda, el Ministerio de Salud Pública (MSP) habilitó su consumo.
Pero, ¿por qué SANA es distinto? Según el medio uruguayo La Diaria, Ozempic –y otros medicamentos como Wegovy– demostraron ser eficaces para ayudar a bajar de peso a las personas imitando en el sistema nervioso central la sensación de saciedad. Pero el fármaco desarrollado en Uruguay logra ese cometido por un camino distinto.
“Podríamos decir que lo logra provocando un aumento de la actividad de las mitocondrias de los adipocitos, que son las células que forman el tejido graso. Esa actividad aumentada provoca una termogénesis, o sea, generación de calor. Ese calor requiere energía, que se obtiene quemando las grasas de los adipocitos”, explica el medio uruguayo.
Fuente: Infobae



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