



La llave dorada de la Casa Blanca que el presidente estadounidense, Donald Trump, le entregó al empresario Elon Musk simbolizó el final de temporada del dueño de Tesla dentro de la Administración republicana. En estos último días hubo agradecimientos y halagos, pero también roces.


Un día antes de la despedida ante los medios en el Salón Oval, Elon Musk criticó el plan fiscal que el Gobierno de Trump presentó ante el Congreso, el cual recibió el visto bueno de la Cámara de Representantes y ahora deberá pasar por el Senado. Por otro lado, el magnate aseguraba en campaña que Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) recortaría dos billones de dólares en gastos gubernamentales, pero este viernes reveló que “con el tiempo veremos un ahorro de un billón de dólares”. Y es que el dueño de Starlink parece tener cierto recelo por el futuro de la economía estadounidense.
Las pistas están en estimaciones que hace la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, en inglés). El organismo detalla que la nueva legislación republicana sumará “unos tres billones de dólares en diez años a la deuda nacional, actualmente calculada en más de 36 billones de dólares”. Eso explicaría las declaraciones que Elon Musk dio al programa CBS Sunday Morning: “Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario, no solo no lo reduce, socava el trabajo que está realizando el equipo de DOGE”, dijo.
Musk se va golpeado financieramente
Elon Musk se despide del Gobierno de Trump con parte del trabajo hecho y daños colaterales sobre sus finanzas. Fue el propio empresario quien informó sobre la caída del 13 % en las entregas de vehículos eléctricos para el primer trimestre de 2025. Ha sido el mayor descenso de las ventas de la empresa en la historia.
Respecto a sus promesas en campaña, el hombre más rico del mundo, según Forbes, explicó días atrás que aquel objetivo de dos billones de dólares que planteó era simplemente el “mejor resultado posible” y admitió que cree que puede haber solo una “buena posibilidad” de lograr solo la mitad de eso. La salvedad resulta oportuna ahora que la Administración republicana espera la aprobación del nuevo plan fiscal.
De hecho, la Casa Blanca rechazó públicamente sus declaraciones. La portavoz, Karoline Leavitt, luego de negar que Musk tuviera razón, optó por agradecer su trabajo desde del Gobierno de Trump. Sin embargo, las cosas no quedarán allí. “Negociaremos ese proyecto de ley, y no estoy contento con ciertos aspectos, pero sí con otros. Así es como se hace, es muy ambicioso. Es un proyecto de ley grande y hermoso”, dijo el dueño de Tesla.
Acusación por consumir “ketamina y éxtasis”
De todas formas, la salida de Elon Musk tampoco es sorpresa. Desde febrero pasado indicó que esperaba estar en la Casa Blanca solo durante cuatro meses más y así ocurrió. Desde el Salón Oval, aseguró que “este no es el final de DOGE, sino el comienzo”. Mientras que el mandatario aseguró que “Elon realmente no se va. Va a estar yendo y viniendo”.
La prensa progresista de Estados Unidos no desaprovechó la oportunidad para tratar de manchar la imagen del empresario a su salida del gobierno. El The New York Times publicó sobre su supuesto consumo ketamina y éxtasis durante la campaña de Trump. El magnate respondió “Creo que los jueces fallaron en contra de sus mentiras sobre el bulo del Russiagate, y podrían tener que devolver su Premio Pulitzer. ¿Ese New York Times? Pasemos a otra cosa”, dijo al reportero que le consultó.
Fuente: PanamPost

