Hamás pone a prueba las defensas de ‘hierro’ de Israel

ORIENTE PRÓXIMO CARLOS TORRALBA
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Hamás —y en menor medida Yihad Islámica— han disparado desde el día 10 cerca de 3.500 cohetes sobre territorio israelí en los ataques más intensos y numerosos que las milicias palestinas de la franja de Gaza han lanzado hasta la fecha. El Ejército de Israel asegura que su escudo antimisiles, conocido como Cúpula de Hierro, está interceptando más del 90% de los obuses que suponen un peligro para la población del Estado judío, una cifra similar a las registradas durante las lluvias de misiles de 2012 o 2014. Pero algunos analistas ven en la estrategia de Hamás —que está exhibiendo notables mejoras en la coordinación, precisión, alcance y velocidad de los disparos— un intento de llevar al límite el sistema de defensa israelí.

 
Un análisis realizado por Michael Armstrong, un profesor de la Universidad de Brock (Canadá) que lleva más de una década monitoreando los lanzamientos de cohetes desde la Franja, muestra que cada día desde el inicio de las recientes hostilidades se ha superado el récord de 312 proyectiles lanzados en 24 horas que se alcanzó en 2012. Armstrong cuenta por teléfono: “Están tratando de mostrar la máxima fuerza posible. Han llegado a disparar 137 cohetes sobre una zona en cinco minutos, un ritmo inimaginable en 2014, pero que sigue estando muy lejos del de un Ejército regular”.

El Ejército de Israel constató la necesidad de construir un sistema específico para la defensa de misiles de corto alcance después de que en 2002 Hamás disparara por primera vez unos Qassem 2 (de un alcance inferior a 10 kilómetros) y, sobre todo, tras el lanzamiento en 2006 de más de mil proyectiles por parte del partido-milicia libanés Hezbolá.

Cinco años después, Cúpula de Hierro entró en funcionamiento. Diseñado por Israel Aerospace Industries y Rafael Advanced Defense Systems —con el asesoramiento de EE UU—, sus radares detectan y analizan el lanzamiento de proyectiles desde zonas cercanas. En unos segundos, el sistema decide qué cohetes van a caer en lugares despoblados y cuáles suponen una amenaza para la población y deben ser interceptados. Cúpula de Hierro cuenta con 10 baterías desplegadas por el país, cada una con tres o cuatro lanzaderas con capacidad de disparar hasta 20 misiles interceptores. “Las cifras todavía son difusas, pero parece que el porcentaje de cohetes descartados se ha reducido mucho desde 2014”, añade Armstrong.

Las milicias palestinas cuentan con al menos siete tipos de cohetes. Los más abundantes son los que tienen un alcance inferior a 16 kilómetros. Sin embargo, por primera vez, los grupos armados palestinos están siendo capaces de mantener una presión constante sobre Tel Aviv y sus suburbios. Los servicios de espionaje israelíes estiman que Hamás, que gobierna de facto en la Franja, posee decenas de R-160 y M-302 que amenazan zonas distantes más de 150 kilómetros de Gaza, como la ciudad de Haifa. Más preocupantes resultan los cientos de J-80, M-75 y Fajr-5 que, además de a Tel Aviv, ponen en jaque a Jerusalén, al aeropuerto Ben Gurion y a la franja costera, el área más densamente poblada del país y su motor económico.

Los ataques de este mes desde la franja palestina han causado 12 muertes en el lado israelí; las represalias del Ejército israelí han matado a más de 215 personas y dejado unos 1.500 heridos. La defensa de los ataques masivos desde la Franja también está suponiendo un ingente gasto para Israel. Cada interceptor lanzado por Cúpula de Hierro tiene un coste de entre 50.000 y 100.000 dólares (entre 41.000 y 82.000 euros), unas cifras considerablemente más bajas que las de los misiles de otros sistemas diseñados para amenazas más lejanas, como el Patriot estadounidense. Los proyectiles de Hamás, sin embargo, tienen un coste estimado de entre 400 y 2.000 dólares.

Khaled Hroub, experto en Hamás y profesor en la Northwestern University de Doha (Qatar), cree que la milicia palestina está inmersa en una nueva estrategia política y militar. “Por primera vez, el lanzamiento de misiles no se debe a un asunto gazatí, como el bloqueo, sino a una cuestión nacional, la defensa de Jerusalén [los recientes enfrentamientos de palestinos y policías israelíes en la mezquita de Al Aqsa]”, dice por correo electrónico. “Al lanzar semejante ofensiva, Hamás también está asestando un golpe político a la Autoridad Palestina y a la Organización para la Liberación de Palestina”, abunda.

Los analistas creen que los grupos armados palestinos están recibiendo asesoramiento militar de potencias extranjeras, y coinciden en señalar a Irán. Aun así, Hamás y Yihad Islámica están demostrando una capacidad relativamente avanzada de fabricar cohetes dentro de la Franja. Los servicios secretos israelíes también creen que el coste del arsenal de las milicias palestinas se está sufragando con el dinero de países árabes, principalmente de Qatar. A pesar de las facultades de ensamblar y fabricar cohetes dentro de Gaza, sigue quedando la incógnita de cómo obtienen los grupos armados —a pesar del bloqueo del enclave— el material necesario para desarrollarlos. Ante la imposibilidad de descargar armamento en la costa gazatí, todas las miradas apuntan a los túneles en la frontera que unen el lugar con la península egipcia del Sinaí.

No solo los misiles de Hamás están en constante evolución. Israel también ha adaptado y modernizado su Cúpula de Hierro a las nuevas amenazas. Pero Armstrong señala que “los cohetes palestinos han evolucionado mucho más que las defensas israelíes”. Las Fuerzas Armadas de Israel han machacado estos días los túneles de Hamás, destruido decenas de lanzaderas y matado a Husam Abu Arbid, uno de los jefes de Yihad Islámica. Además, justifican el ataque a varias torres que albergaban las sedes locales de medios internacionales con el argumento de que Hamás utilizaba algunas de esas oficinas para desarrollar su arsenal de misiles.

Justin Bronk, investigador del Royal United Services Institute, precisa desde Londres que no cree que los interceptores de Israel se estén agotando. Sin embargo, añade que el actual conflicto está demostrando que Hezbolá —con más de 100.000 misiles mucho más avanzados que los de Hamás— podría saturar fácilmente las defensas israelíes en una guerra a gran escala.

Solo las Fuerzas Armadas de Israel conocen con detalle hasta qué punto está sufriendo su sistema defensivo. Y solo Hamás y Yihad Islámica tienen clara la cifra de cohetes de los que disponen. Dos expertos israelíes en defensa consultados, Michael Herzog y Tal Inbar, coinciden en calcular que las milicias de la Franja tienen al menos 10.000 obuses más —la mayoría de un alcance menor a los 20 kilómetros—, lo que les permitiría mantener el ritmo de la actual agresión durante tres o cuatro semanas más. Otros analistas creen que tendrían capacidad de seguir lanzando unos 400 cohetes diarios durante casi dos meses. Del arsenal de interceptores de Israel y de la cantidad de proyectiles capaces de alcanzar Tel Aviv y Jerusalén que tengan los palestinos dependerá en gran medida el interés de ambas partes por alcanzar un alto el fuego.

*Para El País

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