La paradoja de Lula y Petro: coincidencias y divergencias frente a Venezuela y EEUU

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En el panorama político de Hispanoamérica, dos figuras sobresalen por su influencia: Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; y Gustavo Petro, de Colombia. Ambos comparten una postura crítica respecto a la situación en Venezuela, pero presentan notables diferencias en su enfoque hacia el nuevo gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump.

Lula y Petro coinciden en su rechazo a las elecciones del 28 de julio de 2024 en Venezuela, exigiendo transparencia en los resultados y, por ende, sin reconocer la legitimidad del mandato de Nicolás Maduro. Lula, quien ha mantenido relaciones cercanas tanto con Hugo Chávez como con Maduro, ha abogado por un proceso electoral que incluya observadores internacionales para garantizar su legitimidad. Petro, en cambio, ha propuesto soluciones más “institucionales”, como la creación de un frente nacional similar al que existió en Colombia, buscando una salida negociada y pacífica a la crisis política venezolana. Esta postura común se refleja en sus llamados conjuntos a la publicación de actas electorales y la realización de escrutinios transparentes, con “el fin” de conseguir un cambio democrático, sin incurrir en la injerencia directa del país.

Sin embargo, en cuanto al nuevo gobierno de Estados Unidos liderado por Trump, las estrategias de Lula y Petro difieren sustancialmente. A pesar de su discurso antiimperialista, Lula, quien ha mantenido una relación moderada con el expresidente Joe Biden, ha adoptado una postura más pragmática frente a la política de tarifas y sanciones de Trump II. Ante el creciente descontento popular y la probabilidad de no ser candidato a la reelección en 2026, Lula no parece dispuesto a romper relaciones diplomáticas ni comerciales con EE. UU. En este sentido, ha señalado que las relaciones bilaterales son clave para el desarrollo económico de Brasil y la estabilidad regional. Este pragmatismo se refleja en su disposición a mantener acuerdos comerciales y cooperaciones estratégicas, incluso si esto implica ceder en ciertos puntos, como en la idea de crear una moneda común entre los países BRICS.

Por su parte, Petro ha adoptado una postura más confrontativa y radical. Su gobierno ha generado tensiones con EE. UU. tras el escándalo de los vuelos de deportados, lo que ha puesto en peligro las relaciones bilaterales. Este episodio incluso obligó al expresidente Álvaro Uribe a intervenir para frenar las sanciones que Trump había propuesto contra Colombia debido a la postura de Petro. A pesar de haber expresado su intención de cesar sus “trinos” en redes sociales, Petro continúa realizando duras críticas a Trump, comparándolo incluso con Adolf Hitler y acusándolo de intervencionista en los asuntos hispanoamericanos.

La paradoja de Lula y Petro radica en su coincidencia en cuanto a sus preocupaciones y objetivos respecto a Venezuela, pero en sus marcadas diferencias en el trato con Estados Unidos. Lula navega entre la ideología y el pragmatismo, mientras que Petro se mantiene firme en su visión revolucionaria, lo que compromete sus relaciones bilaterales. Esta dualidad no solo refleja la complejidad de la política hispanoamericana, sino también cómo, incluso dentro de la izquierda, existen matices que influencian la toma de decisiones frente a potencias globales y crisis regionales. En un continente donde la historia y la geopolítica se entrelazan con la ideología, los resultados de estos líderes subrayan la necesidad de gobiernos capaces de mantener relaciones diplomáticas de alto nivel, sin renunciar a la soberanía, y que beneficien a la región en su conjunto.

Fuente: PanamPost

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