Ehud Olmert y Nasser Al Kidwa presentan plan para el futuro de Gaza que incluye dos Estados

ISRAELAgencia Internacional de Noticias (AIN)Agencia Internacional de Noticias (AIN)
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En medio de la difícil situación que atraviesan Israel –tras el asesinato de seis rehenes a manos de Hamás y las protestas masivas en las calles–, y Palestina –con la guerra en la Franja de Gaza y redadas en Cisjordania–, el fin de semana trascendió una inusual propuesta de pacificación para la zona.

Se trata de un documento rubricado por el exprimer ministro israelí Ehud Olmert (2006-2009) y el exministro de Asuntos Exteriores palestino (2005-2006) Nasser Al Kidwa, antiguo representante de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ante la ONU, pero también conocido por ser sobrino del histórico dirigente y padre del nacionalismo palestino, Yaser Arafat.

Dada a conocer la semana pasada en una comisión civil independiente que investiga en Tel Aviv las circunstancias que llevaron a la invasión y masacre cometida por Hamás el 7 de octubre, la propuesta data del mes de julio pasado.

Los firmantes acordaron cooperar para avanzar en la consecución de una paz entre israelíes y palestinos, que incluya un alto el fuego en Gaza y un acuerdo para la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás.

También abogan por trabajar para alcanzar una paz general entre ambos pueblos que comprenda el establecimiento de un estado palestino junto a Israel en los límites territoriales previos a la Guerra de los Seis Días de 1967, «que viva en paz y seguridad sobre la base del reconocimiento mutuo», reza el comunicado conjunto.

Ambos líderes acordaron la «solución territorial» presentada por el propio Olmert durante su mandato como jefe del Gobierno israelí y que incluye la anexión del 4,4 % del territorio total de Cisjordania por parte de Israel en zonas «acordadas entre las partes» y teniendo en cuenta cuestiones de seguridad y prácticas, a cambio de un territorio de igual tamaño del Estado de Israel.

«El intercambio incluirá un corredor que una la Franja de Gaza y Cisjordania como parte de ese intercambio del 4,4 % que será anexado al Estado de Palestina», indica el escrito.

Aval al plan de Biden
Olmert y Al Kidwa incorporan una referencia al plan presentado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la Resolución de 2735 de la ONU (2024), que reconoce la necesidad de poner fin de manera acelerada a la guerra en la Franja de Gaza.

Esta, abunda el documento, «significa alcanzar un alto el fuego, la liberación de todos los rehenes israelíes en Gaza y un número acordado de presos palestinos de cárceles israelíes, la completa retirada de fuerzas israelíes y la creación de una entidad palestina que administre y reconstruya la Franja de Gaza».

Sugieren que dicha entidad sea un «Consejo de Comisionados» integrado por tecnócratas profesionales y no representantes políticos, que orgánicamente deberá estar vinculado a la ANP y preparar elecciones generales en Cisjordania y Gaza en el plazo de 24 a 36 meses. Los últimos comicios, legislativos, se celebraron en enero de 2006, un año después que las presidenciales.

El acuerdo menciona la urgencia del despliegue de lo que denominan, una Presencia de Seguridad Árabe Temporal (TASP, por sus siglas en inglés) cuyo cometido será coordinar la retirada de las fuerzas israelíes para estabilizar la situación, en cooperación con las fuerzas de seguridad palestinas, que serán desplegadas por el mencionado Consejo de Comisionados. El mandato de la fuerza árabe será el de prevenir ataques contra Israel desde Gaza.

El documento consensuado aborda la necesidad de la celebración de una Conferencia de Donantes para la reconstrucción de Gaza.

Jerusalén, capital repartida entre dos Estados
La solución para uno de los asuntos más peliagudos del conflicto, Jerusalén, no difiere de anteriores propuestas negociadas por ambas partes desde los Acuerdos de Paz de Oslo (1993).

El escrito propone que Israel mantenga las zonas que formaban parte de Israel desde su establecimiento (1948), así como aquellos barrios judíos construidos después de la Guerra de los Seis Días y que formarían parte de ese 4,4 % del territorio israelí anexado.

«Jerusalén, la capital del Estado de Israel, incluirá todas las partes que formaban parte de Israel antes del 5 de junio de 1967 (antes de la guerra en la que Israel tomó por la fuerza la parte oriental de la ciudad, Cisjordania y Gaza), además de los barrios judíos construidos después de junio de 1967».

Olmert fue alcalde de Jerusalén durante dos cadencias entre 1993 y 2003.

Por otro lado, delimita que «los barrios árabes que no formaban parte de la Municipalidad israelí de Jerusalén antes de 1967, serán parte de (la) Jerusalén, capital del Estado de Palestina».

Santos Lugares bajo un fideicomiso
La ciudad Vieja de Jerusalén, que alberga los principales santuarios monoteístas, a saber: el Santo Sepulcro para los cristianos, el Muro de las Lamentaciones y el Monte del Templo para judíos y el Noble Santuario –que incluye la Mezquita de Al-Aqsa– para musulmanes, quedará administrada por un fideicomiso de cinco estados, Israel y Palestina entre ellos, según la propuesta.

Los interlocutores reconocen de forma especial «el papel histórico del rey de Jordania» en esa parte de la urbe.

No habrá limitaciones al culto en los lugares santos: «Judíos, musulmanes y cristianos tendrán libertad de acceso a sus Lugares Santos, respectivamente. Ningún país tendrá soberanía política exclusiva sobre los Lugares Santos», incorpora la propuesta.

Por último, conforme al documento, el Estado de Palestina quedará desmilitarizado excepto por razones de seguridad interna y podrá contar con fuerzas policiales.

Ambos líderes exhortaron a las partes relevantes y oficiales en ambos bandos a negociar con la ayuda de países garantes elementos adicionales no menos importantes para alcanzar un acuerdo global y definitivo al histórico conflicto de Oriente Medio. Tales cuestiones son: el estatus de los asentamientos y colonos israelíes, refugiados palestinos, medidas de seguridad adicionales y el eventual despliegue de una fuerza internacional en el Valle del Jordán.

Este acuerdo se basa en las intensas negociaciones que Israel y la ANP mantuvieron en 2008, que se vieron truncadas por la presunta reticencia del presidente palestino, Mahmud Abás, (en palabras de Olmert, le llegó a ofrecer más del 94 % del territorio de Cisjordania para alcanzar la paz), pero también por la dimisión del dirigente israelí, salpicado por varios casos de corrupción política, uno de los cuales lo llevó a prisión.

Con información de El Debate

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