Maduro no atenta contra “el legado de Chávez”; él es el legado de Chávez

AMÉRICA LATINA Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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El kirchnerismo quedó en offside con el burdo fraude cometido por Nicolás Maduro y compañía. Su argumento doméstico sobre las virtudes del comportamiento “democrático” quedaron a contramano de un régimen que accedió al poder mediante las urnas, pero que se mantuvo a la fuerza.

Luego de varios días de silencio, Cristina Fernández de Kirchner tuvo que reconocer que es fundamental que se presenten las actas para despejar las dudas. Dijo que la solicitud la hacía, no solamente por la oposición y la comunidad internacional, sino por el mismo “legado de Hugo Chávez”.

Aunque su solicitud no hace más que comprarle tiempo al régimen, parece que el chavismo consideró como escueto el espaldarazo de CFK. El mismo Diosdado Cabello arremetió contra ella y Alberto Fernández por televisión, diciendo que no estuvieron a la altura de Néstor Kirchner y argumentando que ellos sí pudieron continuar con el proceso político que heredaron de su fundador Chávez.

Quedará para la especulación si declaración en la entrevista radial de hoy de Estela de Carlotto estuvo premeditada o no, pero la titular de Abuelas de Plaza de Mayo se expresó en un sentido similar al de Cristina. A diferencia de Madres de Plaza de Mayo, que emitieron una apoyo incondicional a Maduro y al chavismo, Carlotto tuvo un dejo de sentido común (raro en ella) y dijo que el oficialismo venezolano está “trampeando”.

Aseguró que no tienen ni las actas ni las boletas y que Nicolás Maduro se estaba convirtiendo en un dictador, de los que hay en el mundo. Cuando le preguntaron por Hugo Chávez, ella, que lo conoció en vida, dijo que se trataban de dos personas con perfiles muy diferentes y de dos procesos políticos distintos. Siguiendo el razonamiento de Kirchner sobre el legado, Carlotto aseguró que Maduro “ofende” a la memoria de su predecesor y padre político.

Sin embargo, esta distinción entre dos supuestas etapas del chavismo, donde la primera supuestamente fue virtuosa, ante una segunda de decadencia, no es más que un error conceptual, el de no percibir que se trata de dos momentos de la misma historia o de dos escenas de la misma película.

En Argentina, el progresismo suele hacer lo mismo con el kirchnerismo y Néstor Kirchner. Reconocen al expresidente como un estadista virtuoso, y lo separan conceptualmente de su viuda, a la que le achacan la evidente corrupción y el autoritarismo. Sin embargo, al igual que con el chavismo, a uno le tocó administrar el momento de las vacas gordas, que genera inevitablemente un futuro de vacas flacas y caos.

Allá por 2003, cuando Chávez se consolidaba en Venezuela, Kirchner gozó de los privilegios de tomar el poder después de una brusca devaluación, con la posibilidad de volver a emitir pesos, en el marco de un contexto internacional inmejorable para los commodities argentinos. Todo esto con la infraestructura heredada de la década del noventa. Por eso fue tan nocivo su populismo irresponsable, como el que impuso con el congelamiento de las tarifas con fines electorales.

De haber seguido con vida, el modelo económico hubiese mostrado su inevitable continuación. Quedará para la la especulación si hubiese radicalizado como hizo CFK o si hubiera puesto algo de sensatez, pero lo cierto es que el despilfarro no era sustentable. No hay Cristina sin Néstor. Uno sentó las bases y murió como un buen presidente (aunque no haya sido así) y la otra además de heredar los millones mal habidos, recibió también la pesada herencia de un modelo insustentable. No hay dos procesos distintos, hay continuación y consecuencias.

Hablar de un Chávez demócrata, porque llegó mediante los votos, donde no se puede mantener Maduro, es un desatino total. No hace falta más que recordar su intentona golpista y su encarcelamiento, del que salió con un indulto presidencial. Luego de ese episodio, lo primero que hizo el expresidente fue irse a Cuba, donde comenzó a plantear la estrategia de la llegada al poder mediante los votos, con sus socios de la isla.

El chavismo fue decadencia desde un primer momento, pero al principio gozó de cierta popularidad en los sectores postergados por la repartija populista que se termina siempre más pronto que tarde. Para cuando el modelo se volvió insustentable políticamente y económicamente, el mando ya estaba en un sucesor, que no es otra cosa que la continuidad del fundador del modelo.

Curiosamente, las verdaderas “traiciones” de Maduro al chavismo original fueron las que permitieron dejar atrás el terrible desabastecimiento de las góndolas vacías, liberando precios y productos de las empresas que comercian y exportan al régimen. Justamente, las cosas que celebran los voceros de la dictadura, que muestran videos en las redes sociales con el argumento que ya está todo bien y normalizado en Venezuela.

Pero en las cuestiones importantes, en cuanto al proyecto político, Cristina no traicionó el legado de Néstor ni Maduro el de Chávez. Los procesos populistas tienen etapas de apogeo y decadencia. Cristina y Maduro representan la etapa final de un modelo fallido desde el comienzo.

Fuente: PanamPost

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