Milei llega a Brasil con una economía que languidece y casi aislado en la región

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El décimo viaje internacional de Javier Milei como presidente argentino será el primero a Sudamérica. Tras sus reiteradas visitas a Estados Unidos y Europa, debuta en la región con una agenda marcada más por sus afinidades ideológicas que por intereses de Estado. Milei participará este fin de semana en Brasil en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) junto a otros líderes de extrema derecha latinoamericanos como el brasileño Jair Bolsonaro y el chileno José Antonio Kast. Desde allí regresará a Buenos Aires en vez de ir a Asunción, donde el lunes se celebra la cumbre de jefes de Estado del Mercosur, el bloque comercial conformado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.

Milei partirá el sábado junto a su comitiva en el avión presidencial rumbo a Camboriú, la ciudad playera del estado brasileño de Santa Caterina, donde tendrá lugar el foro ultra. El presidente argentino brindará un discurso el mismo sábado y al día siguiente se reunirá con el gobernador provincial y con empresarios brasileños antes de regresar a Buenos Aires.

Ese itinerario permite a Milei volver a esquivar un encuentro con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, con quien mantiene una tensa relación desde la campaña electoral que no mejoró tras asumir el poder. Hasta el momento, Lula y Milei sólo han cruzado un saludo fugaz y alejado de las cámaras en la última cumbre del G7, en Italia. La semana pasada, el presidente argentino volvió a llamar “comunista” y “corrupto” a Lula como respuesta a su pedido de disculpas.

El portavoz presidencial, Manuel Adorni, alegó que la “agenda cargada” de Milei le impedirá viajar el lunes a Asunción. “No tenemos ningún problema en presentarnos en ningún lugar en el que esté en este caso Lula o cualquier otro mandatario”, respondió en rueda de prensa.

Los viajes privados del presidente argentino en un contexto de recorte del gasto público y de crisis económica han sido objeto de duras críticas por parte de la oposición argentina, que incluso los ha judicializado. Milei ha visitado Estados Unidos cuatro veces como jefe de Estado, pero no se ha reunido con las autoridades de ese país; ha estado dos veces en España sin tener un encuentro con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien protagoniza una escalada verbal que derivó en la crisis diplomática que tiene descabezada a la Embajada en Buenos Aires desde hace más de un mes.

“Milei se presentó como un presidente muy disruptivo y la política exterior es una de las pocas esferas donde lo puede seguir haciendo”, opina Juan Negri, director de la licenciatura de Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato di Tella. “Milei es una persona radical en el aspecto ideológico y hace una política exterior combativa para consumo interno, para contentar a sus seguidores a los que les gusta ver a ese Milei agresivo, que no está imbuido de la corrección política”, señala Negri.

Desinterés en Latinoamérica
Milei viajará a Brasil tras haber protagonizado un giro de 180 grados en la política exterior de Argentina. Ha roto con el equilibrio de sus predecesores entre las dos grandes potencias en pugna, Estados Unidos y China, y ha apostado por un alineamiento incondicional con Washington y con su socio en Oriente Próximo, Israel.

La mirada del presidente argentino está puesta de forma casi exclusiva en el Hemisferio Norte. El único país latinoamericano en el que ha hecho pie hasta ahora ha sido El Salvador, al que viajó para asistir a la reasunción de Nayib Bukele como mandatario. Además de excluir a los países vecinos de sus viajes al exterior, ha tenido enfrentamientos verbales con numerosos dirigentes regionales, como el venezolano Nicolás Maduro, el colombiano Gustavo Petro, el boliviano Luis Arce, el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el chileno Gabriel Boric.

“La situación actual es la de un presidente aislado en la región, al que no le parece un demérito porque no la considera importante”, apunta Negri. Este politólogo sostiene que la falta de experiencia de su canciller, Diana Mondino, complica aún más el diálogo de Argentina con sus pares regionales. Aún así, cree que los vínculos comerciales se mantienen inalterados: “Para muchos hombres y mujeres de negocios, si hay ganancia asegurada, todo lo demás son fuegos artificiales”.

Milei, un economista de 53 años que saltó a la política en 2021, llega a la cumbre de la CPAC como uno de los presidentes más populares de la región. Su imagen positiva, que ronda el 50%, se ha resentido poco del severo recorte del gasto público ordenado por su Gobierno. El ajuste le ha permitido equilibrar las cuentas públicas y comenzar a reducir el ritmo de la inflación, pero a costa de frenar la actividad económica —se contrajo un 1,7% interanual en abril— y aumentar el desempleo y la pobreza.

Retroceso de la clase media
La ciudad de Buenos Aires es la más rica de Argentina, pero incluso sus habitantes han padecido un drástico recorte del nivel de ingresos en el último año. La clase media porteña se contrajo del 49,2% al 37,4% entre el primer trimestre de 2023 y el de 2024. Las personas indigentes, es decir, con ingresos insuficientes para comprar alimentos, casi se duplicaron, hasta representar el 15,3% de la población. El Gobierno asegura que Argentina ha tocado piso y ya ha comenzado a crecer, pero hasta ahora los indicadores contradicen ese mensaje.

La esperanza del Ejecutivo es que la economía se reactive con la llegada de grandes inversiones en el sector energético, minero y tecnológico gracias a los beneficios impositivos contemplados en la Ley Bases aprobada dos semanas atrás. Este viernes, el Gobierno anunció la inauguración de una planta de producción de litio en el norte del país mediante una inversión de 800 millones de dólares de la compañía estadounidense Eramine Sudamérica.

Tras seis meses de tira y afloja en el Congreso, la ley recién aprobada fortalece el poder de Milei al otorgarle facultades legislativas por un año y le da muchas de las herramientas que solicitaba para reducir el Estado argentino y desregular la economía. El presidente acaba de crear un ministerio ex profeso, el de Desregulación y Transformación del Estado. Al frente está el economista Federico Sturzenegger, un viejo conocido de la política argentina por su participación previa en las administraciones de Fernando de la Rúa y Mauricio Macri.

Fuente: El País

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