El regreso exultante de Milei a Madrid y la semana del rodillo judicial de Sánchez

MUNDO Carmen de Carlos*
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Arnold Schwarzenegger se despidió en Terminator con una frase histórica: I´ll be back (Volveré). A Eva Perón le atribuye el imaginario colectivo otra parecida cuando le quedaba un suspiro de vida: «Volveré y seré millones». Javier Milei, antes de irse de Madrid en mayo, no dijo ni una ni otra, pero su regreso responde bien a cualquier de las dos predicciones cinematográficas.

Milei vuelve con el cartel de no hay entradas en el Casino de Madrid, donde este viernes por la noche recibirá el premio a la libertad del Instituto Juan de Mariana. Antes, Isabel Díaz Ayuso le condecorará con la Medalla Internacional de la Comunidad Autónoma de Madrid.

En Argentina y España aún no se ha apagado el fuego del escándalo desatado por las palabras del ministro Óscar Puente que sugirió que se drogaba y las del propio presidente de Argentina que llamó corrupta a Begoña Gómez en la cumbre de la derecha europea que organizó Vox.

 
El león del río de la Plata, aterriza hoy coronado de triunfos en Argentina, con la aprobación de su Ley Bases y millones de fans en España y en el extranjero, tras sus escalas en las Cumbres del G7 en Puglia (Italia) y de la Paz en Bürgenstock (Suiza). Un escenario que ya quisiera para sí Pedro Sánchez con quien coincidió en Suiza. Juntos, pero no revueltos o, mejor dicho, uno en cada esquina, posaron en la foto de una familia donde posiblemente ellos fueran los hermanos peor avenidos. La oveja negra está por determinar.

Milei llega a Madrid pletórico. La inflación que iba rumbo a una hiper, desciende, su propuesta legislativa estrella salió adelante, aunque con recortes, pese a tener una representación propia en las Cámaras simbólica; Giorgia Meloni le invitó, y le abrazó (a diferencia de la cobra que le hizo a Macron), a la cumbre de los siete grandes del mundo y en Suiza fue una de las estrellas con más brillo de ese firmamento de líderes (80) que unieron sus voces para respaldar a Ucrania.

Hasta Zelenski fue especialmente afectuoso con el presidente argentino. Mientras, la figura de Sánchez se empobrece bajo la sombra alargada del paraguas de la corrupción (con la familia y uno más, Koldo, en el paquete) y las derrotas electorales y políticas con un separatismo díscolo que pide más y más.

A Sánchez le salen canas y le crecen los pequeños en el circo de su Frankenstein de gobierno. Los separatistas son insaciables y él insiste en alimentar esas bocas hambrientas de independencia, privilegios fiscales y bienestar económico a costa del dinero de todos los españoles.

Pedro Sánchez está furioso con las urnas que no le dieron el triunfo en las europeas, con los jueces y fiscales que no tragan con el sapo gigante de la Ley de Amnistía a los sediciosos, con los periodistas que no le «chupan las medias», en expresión argentina y con un futuro y un presente que permite establecer comparaciones entre él y las prácticas bolivarianas y kirchneristas.

Lo que le faltaba al presidente del Gobierno es la vuelta de Milei mientras masculla su venganza contra todos los que le dicen que no es el emperador, ni el rey, ni el hijo de Dios en la tierra de una España enfrentada por obra y gracia suya.

LA AGENDA DE MILEI
Jueves a las 19.00 horas: Milei parte rumbo a Madrid.
Viernes a las 14.00 horas: llegada prevista de la delegación argentina.
Viernes a las 19.00 horas: reunión con Isabel Díaz Ayuso, que le entregará la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid
Viernes a las 22.00 horas: Milei recibirá el Premio Juan de Mariana en el Real Casino de Madrid, donde disertará durante 30 minutos junto al profesor Jesús Huerta de Soto, y a otros referentes del ámbito académico.
Sábado a las 15.00 horas: recibe en Hamburgo el Premio de la Sociedad Hayek, donde tiene prevista una intervención de unos 50 minutos.
Quizás Sánchez, el aprendiz de magia (no precisamente blanca), se saque algún truco de la chistera para incordiar a Milei en España. Es posible que le retengan en el aeropuerto, con cualquier excusa, más tiempo del debido, que intenten poner en aprietos a alguien de su comitiva o busque otra justificación para molestar al hombre que insiste, también él, en provocarle.

Lo que no puede ni hará el marido de Begoña Gómez es negarle la entrada al jefe de Estado donde España es el segundo inversor. Lo que querría, pero tampoco puede Sánchez, es salir a la calle y que los jóvenes se arremolinen y brinquen con él, lo que le gustaría al presidente del Gobierno, pero es un imposible, es ganar en las urnas como ganó Milei, el loco, que acaba de convencer, además de al Congreso argentino, a Xi Jinping y al FMI para renovar los préstamos de Oriente y de Occidente. Dicho de otro modo, Sánchez quiere ser ese león que ruge, da zarpazos y sale sin un rasguño. Al menos, por ahora.

*Para El Debate

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