Rusia admite provocación a su “adversario” con envío de barcos de guerra a Cuba

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La intención detrás de la llegada de cuatro barcos de guerra rusos a Cuba no fue promover actividades “culturales”, como dijo el régimen castrista. En realidad, lo que buscaban desde Moscú y La Habana era provocar a su “adversario”, tal como admitió en las últimas horas el comandante de la Armada Rusa, Alexandr Moiséev.

“La cercanía de una flotilla de buques rusos a las fronteras de nuestro actual adversario irritó a alguien. Para nosotros esto es algo muy importante, estábamos seguros de las acciones de nuestras Fuerzas. Y sobre todo, contamos con el apoyo de Cuba, cercana a nosotros. El viaje surtió efecto”, dijo el comandante como indirecta a Estados Unidos.

Y es que la dictadura cubana evitó mencionar la frase “ejercicios militares”, asegurando que la tripulación rusa iba a recorrer “lugares de interés histórico y cultural”, mientras que los habitantes de la isla pudieron visitar el casco de la fragata Gorshkov. Desde el 12 hasta el 17 de junio, las embarcaciones hicieron una visita “no oficial” que despertó suspicacias en el hemisferio.

¿Posible llegada a Venezuela?
El movimiento naval ruso hacia las costas cubanas efectivamente puso en alerta al Departamento de Estado estadounidense, aunque en principio la Administración Biden lo haya minimizado. Fue el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, quien dijo que el interés de esta excursión “no suponía una amenaza para la seguridad nacional”. Sin embargo, activaron un protocolo de vigilancia, y en paralelo, el Comando Sur envió al submarino USS Helena hasta la base naval de Guantánamo en una visita “de rutina”.

Aunque el gobierno de Estados Unidos asegura no tener información de hacia dónde se dirige la flota luego de pasar por Cuba, desde el ejército de Putin aseveran que “los buques continuarán cumpliendo misiones en las zonas de importancia, al igual que lo hacían antes”. La sospecha es que podrían navegar hasta las costas venezolanas bajo la aprobación del dictador Nicolás Maduro.

Pero de lo anterior no se tiene plena certeza. El sitio web Marine Traffic, que rastrea el movimiento de barcos en el mundo, aún no indica el rumbo del remolcador de salvamento Nikolai Chiker, el cual salió de la isla el 17 de junio.

La decisión de Canadá
La Administración Biden descartó amenazas, asegurando que los barcos de guerra rusos no portaban armas nucleares. Pero la preocupación no solo debería pasar por ese factor. Así como ocurrió a mediados del año 2021, cuando buques de guerra iraníes se dirigían a Venezuela (rumbo que finalmente cambiaron), expertos advertían que el interés real del régimen islámico era medir la capacidad de sus flotas para recorrer largas distancias en caso de ser necesario durante un conflicto armado.

La importancia del suceso no quedó allí. Canadá decidió enviar un patrullero a Cuba para supuestamente disuadir a Rusia. Según el ministro de Defensa, Bill Blair, el despliegue buscaba “enviar un mensaje muy claro de que Canadá tiene un ejército capaz y desplegable”. No obstante, los opositores al gobierno del primer ministro Justin Trudeau no lo vieron de la misma manera, dado que este ha simpatizado con Fidel Castro al punto de llamarlo “líder notable” luego de la muerte del dictador en 2016.

Algunos funcionarios como el portavoz conservador de Asuntos Exteriores, Michael Chong, sugirieron que fue una especie de “celebración” a las relaciones con la dictadura comunista. Entre estos gestos, rechazos a amenazas rusas y operaciones de vigilancia, las sospechas sobre el viaje de los barcos ruso solo aumentan.

Fuente: PanamPost

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