La reunión entre Trump y Netanyahu determinará el futuro del alto el fuego en Gaza

ISRAEL Andrea Polidura*
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, concede a su gran aliado, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el honor de ser el primer líder mundial que recibe en la Casa Blanca.

La relación entre ambos no siempre ha sido la mejor. Tras la derrota del republicano a manos de Joe Biden en 2020, el israelí enfureció sobre manera al magnate al felicitar al demócrata por la victoria. A Trump, la indignación le duró poco y en estos últimos años ha mantenido el contacto con Netanyahu, con quien protagonizó un encuentro el pasado mes de julio, en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida.

La cita de este martes, sin embargo, es totalmente diferente. El republicano es ahora el líder mundial más poderoso y juega un papel clave en el acuerdo del alto el fuego entre Israel y Hamás que entró en vigor el pasado 19 de enero y, este lunes, debían haberse iniciado las negociaciones para acordar la segunda fase de la tregua. Además, el mandatario hebreo ha sustituido para esta nueva ronda de conversaciones a la figura del jefe del Mosad —la agencia de Inteligencia israelí—, David Barnea, por su hombre de confianza, Ron Dermer, ministro de Asuntos Estratégicos.

Netanyahu todavía no ha designado a su equipo negociador ni ha enviado una delegación a Doha (Qatar), retrasando las negociaciones sine die. El primer ministro israelí ha justificado la demora precisamente con su viaje a Estados Unidos. Antes de su esperada reunión con el presidente estadounidense, Netanyahu se reunió, este lunes, con su enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, con quien ya habló por teléfono el sábado.

La Oficina del Primer Ministro de Israel aseguró, en un comunicado oficial, que Witkoff y Netanyahu discutieron «los pasos para avanzar en las negociaciones, incluidas las fechas para que las delegaciones salgan a las conversaciones». En este sentido, el estadounidense también tiene previsto hablar con el primer ministro de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, y el jefe de la Inteligencia egipcia, Hasán Mahmud Rashad —mediadores en las negociaciones—, para transmitirles la posición israelí. Pero, la reunión que realmente marcará el futuro del alto el fuego en la devastada franja de Gaza será la de este martes entre Trump y Netanyahu.

El mandatario israelí ya adelantó, este domingo poco antes de subirse a su avión Ala de Sión con destino Washington, que discutirá con su aliado estadounidense «las cuestiones críticas a las que nos enfrentamos: la victoria sobre Hamás, el retorno de todos nuestros rehenes y hacer frente al eje iraní en todos sus componentes, un eje que también amenaza la seguridad de Israel, Oriente Medio y el mundo entero». En este sentido, Netanyahu aseguró que el encuentro con Trump «atestigua la fortaleza de la alianza entre Israel y Estados Unidos».

El israelí quiso recordar también el papel que jugó la primera Administración Trump en los famosos Acuerdos de Abraham, en los que cuatro países árabes —Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos— normalizaron relaciones con Israel.

Biden quiso seguir la estela del republicano sumando a ese grupo de naciones a Arabia Saudí. El acercamiento entre Riad y Tel Aviv estaba a punto de convertirse en una realidad cuando Hamás lanzó el mayor ataque terrorista contra el Estado judío en su historia. La respuesta israelí, en forma de una brutal campaña militar contra Gaza, dinamitó las negociaciones con Arabia Saudí. Pero ahora Trump vuelve a coger el testigo y busca terminar lo que empezó durante su primer mandato.

No está claro si el primer ministro hebreo está realmente dispuesto comprometerse y mantener la tregua hasta el final. A pesar de que un acuerdo entre Riad y Tel Aviv puede resultar un incentivo llamativo para Netanyahu y su Gobierno y así comprometerse a respetar el alto el fuego hasta el final, el ministro de Finanzas israelí, el radical Bezalel Smotrich, ya se ha adelantado a esta posibilidad. «Un acuerdo con Arabia Saudí no puede, por supuesto, producirse al mismo tiempo que la esperanza y la perspectiva del establecimiento de un Estado palestino en el corazón del Estado de Israel», advirtió Smotrich. Netanyahu, por su parte, ha mostrado en todo momento su determinación a «cambiar la faz de Oriente Medio».

«Las decisiones que tomamos durante la guerra, combinadas con el heroísmo de los soldados de las FDI —Fuerzas de Defensa de Israel—, ya han cambiado la faz de Oriente Próximo. La han cambiado hasta hacerla irreconocible. Creo que trabajando duro con el presidente Trump, podemos cambiarlo aún más para mejor», sentenció el líder israelí antes de iniciar su viaje a la capital estadounidense. En el mundo árabe, por ahora, la última propuesta del presidente estadounidense para la región, en la que apostaba por «limpiar» Gaza, se ha topado con un absoluto rechazo.

Los ministros de Exteriores de Arabia Saudí, Qatar, Egipto y Jordania, así como representantes de la Liga Árabe, emitieron, este sábado, un comunicado conjunto en el que rechazaban la «expulsión y demolición de viviendas, la anexión de tierras o la evacuación de esas tierras de sus propietarios mediante el desplazamiento o el fomento del desarraigo de los palestinos de sus tierras de cualquier manera o bajo cualquier circunstancia o justificación». El acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás atraviesa el momento más complejo, en el que ambas partes deben acordar cómo se desarrollará la segunda fase. Finalizados los primeros 42 días, el Ejército hebreo deberá retirarse por completo de Gaza y todos los rehenes vivos, soldados y civiles, serían liberados a cambio de más prisioneros palestinos.

Desde que entró en vigor el alto el fuego el 19 de enero, Hamás y la Yihad Islámica han liberado a 18 rehenes. A cambio, el Gobierno israelí ha excarcelado a 583 palestinos, muchos de ellos con cadena perpetua por delitos graves. Trump, a escasas horas de reunirse con Netanyahu, reconoció desde el Despacho Oval de la Casa Blanca que «no hay garantías de que se mantenga. He visto a personas maltratadas como nunca antes. Nadie ha visto algo así. No, no tengo garantías de que la paz vaya a mantenerse». Asimismo, y bolígrafo en mano, rubricó su firma en el decreto que prohíbe futuras partidas presupuestarias a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) y que Israel vetó en su territorio el pasado mes de enero.

*Para El Debate

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