Arístides Royo, expresidente de Panamá: “Las demandas de Trump son absurdas, parten de un concepto equivocado”
AMÉRICA LATINAAgencia 24 NoticiasEl Canal es de Panamá. La frase se ha convertido en un extendido clamor en el pequeño istmo centroamericano, que ha cerrado filas ante las amenazas de arrebatarle el control de la vía interoceánica que ha lanzado con insistencia Donald Trump, quien el lunes se posesiona nuevamente como presidente de Estados Unidos. El Canal representa “muchos años de lucha”, reivindica el expresidente Arístides Royo (La Chorrera, 84 años), que lo ha sido casi todo en la vida pública panameña. Como ministro de Educación, fue también negociador de los Tratados Torrijos-Carter de 1977, el acuerdo que permitió traspasar la administración de la infraestructura hace ya 25 años, el 31 de diciembre de 1999. Después de ocupar la Presidencia (1978-1982), fue embajador en España y en Francia, director de la Academia Panameña de la Lengua y, entre 2019 y 2024, ministro para Asuntos del Canal de Panamá.
Aunque el Tratado de Neutralidad que rige el paso entre el Océano Atlántico y el Pacífico establece que todas las naves deben cruzar bajo las mismas reglas, Trump, como presidente electo, ha acusado a Panamá de cobrar tarifas “exorbitantes” a los buques de Estados Unidos y ha amenazado con recuperar el control del Canal, sin descartar el uso de medidas económicas o militares. “Creo que Panamá merecería el apoyo de los países amigos, de esos mismos países que apoyaron la conclusión de los tratados entre Panamá y Estados Unidos” en tiempos del general Omar Torrijos y el recientemente fallecido Jimmy Carter, valora Royo en esta entrevista por videoconferencia que atiende desde la biblioteca de su casa en Ciudad de Panamá.
Pregunta. ¿Que representa el Canal para la identidad nacional panameña?
Respuesta. En primer lugar, muchos años de lucha. Desde 1904 Panamá comenzó a quejarse porque los norteamericanos hacían cosas con las cuales los panameños no estábamos conformes. Ellos intentaron crear, por ejemplo, entidades comerciales en la zona del canal en violación de un tratado que no especificaba eso. Un tratado que, como se sabe, era a perpetuidad. Luego, había una cláusula que permitía la intervención de Estados Unidos en Panamá. Hicieron uso de ese derecho, que quedó estampado en la Constitución. Costó 32 años eliminar esa cláusula. Hubo hechos muy difíciles, como el del 9 de enero de 1964, donde se produjeron 21 muertes, todas por parte de Panamá. Por primera vez en la historia de América Latina, un país rompe relaciones con Estados Unidos. Hasta que vienen los tratados de 1977, un proceso en el cual intervinieron muchos dirigentes de distintos países latinoamericanos, desde México hasta Argentina. Entre los más destacados, Alfonso López Michelsen por Colombia y Carlos Andrés Pérez por Venezuela. También países europeos contribuyeron, el presidente [español] Adolfo Suárez apoyó la causa panameña.
P. ¿Cómo interpreta las amenazas de Donald Trump con respecto al Canal?
R. Hay unanimidad en los panameños en considerar que esas demandas son absurdas, porque parten de un concepto equivocado. El Estado panameño adjudicó en licitación la construcción de dos puertos, Balboa en el Pacífico y Cristóbal en el Atlántico, a una empresa inglesa, que estaba basada en Hong Kong, cuando Hong Kong todavía no había pasado a China. Y China ha señalado un principio que ha cumplido y seguirá cumpliendo: un país, dos sistemas. China ha respetado el sistema económico y comercial que tenía Hong Kong, y con ese sistema fue una empresa –la Hutchinson, que ahora es Hutchinson Whampoa– la que viene administrando los puertos. El segundo contrato tiene todavía 20 o 22 años de vigencia. Ahí no hay nadie del Gobierno chino que intervenga en las decisiones de los puertos. En los cinco años que estuve como ministro de Asuntos del Canal nunca me visitó un chino para pedir algo, nunca vino nadie del Gobierno chino para hablar de los puertos que administra esta empresa.
P. ¿No hay realmente injerencia alguna de China en la manera como opera el Canal de Panamá, como ha lanzado Trump?
R. Definitivamente no hay ninguna injerencia del Gobierno chino, hay la administración por parte de una empresa.
P. ¿Las palabras de Trump pueden representar una amenaza real de un conflicto militar en torno a la vía interoceánica?
R. Yo no lo creo, porque no hay ninguna disputa. Es decir, los barcos norteamericanos pasan libremente, pasan los barcos de todo el mundo, así que no veo que pueda haber ningún conflicto por alguna solicitud relativa a los puertos que Panamá no esté en capacidad de satisfacer. Las tarifas de los puertos son fijadas por la administración, no vertical sino horizontalmente: se conversa con las navieras. Ahora, Estados Unidos no tiene una flota mercante como la tienen otros países, tiene Marina de Guerra y sus barcos han pasado perfectamente bien, con paso expedito.
P. ¿Qué cree que pretende Trump con sus declaraciones?
R. Tiene puntos de vista, que pueden ser discutidos. Por ejemplo, él se ha quejado de que la Marina de Guerra de Estados Unidos y sus barcos pagan sumas excesivas por el tránsito del Canal. El tránsito en el Canal nunca podrá ser discriminatorio en materia de peajes, se fijan de conformidad con el tonelaje y la carga de los buques. Así que no hay excepciones porque haya tipos diferentes, o buques dedicados a actividades diferentes. Se fijan de conformidad con normas que rigen para todas las naves del mundo que atraviesen el Canal. No hay preferencias, sí hay un paso expedito para los buques de guerra.
P. ¿Cómo debe lidiar el Gobierno del presidente panameño José Raúl Mulino con la nueva Administración de Estados Unidos?
R. Con el entendimiento y la esperanza. El diálogo es muy importante, poder darle las explicaciones necesarias al Gobierno del presidente Trump. Creo que Panamá merecería el apoyo de los países amigos, de esos mismos países que apoyaron la conclusión de los tratados entre Panamá y Estados Unidos, que podrían acudir también en apoyo a este pequeño país.
P. Trump también ha dicho que no descarta la posibilidad de utilizar medidas económicas para controlar el canal. ¿Panamá es vulnerable ante Estados Unidos por la dolarización?
R. Sí. Es decir, tenemos una economía dolarizada, pero esas ya serían acciones de venganza, en las que yo no creo que un país grande, poderoso, como Estados Unidos, debería incurrir. Sería un planteamiento tan distinto a lo que se busca entre las dos naciones que conduciría a cometer errores que serían reprobados no solo por Panamá, sino por todas las naciones del mundo.
P. Usted fue negociador de los Tratados Torrijos-Carter, que acabaron por devolver el Canal a Panamá. Con la perspectiva de los años, ¿cómo valora ese proceso?
R. Tuvimos la enorme fortuna de contar con un Torrijos que internacionalizó el tema canalero, y un presidente Carter que tenía un enorme sentido de la justicia y la equidad, porque él en campaña dijo que no entregaría el Canal a los panameños. El Canal lo había construido, pagado y mantenido los Estados Unidos. Cuando fue presidente y se percató de que con Panamá no había diferencias sino realmente un conflicto que había producido daños, muertes; cuando leyó el tratado de perpetuidad –estaba vigente todavía el Tratado Hay-Bunau Varilla–, entonces cambió su norte y consideró que había que hacerle justicia a Panamá. Fue un acto de valentía por parte del presidente Carter. Luego, Panamá había mantenido las relaciones con Estados Unidos en un marco totalmente bilateral. Torrijos rompió ese marco y lo abrió a muchos países del mundo para recibir apoyo.
P. ¿Habría que internacionalizar de nuevo la causa del Canal de Panamá, como lo hizo Omar Torrijos en su día?
R. Sí. Esto va a depender naturalmente del Gobierno de Panamá, que es el que dirige las relaciones internacionales, pero creo que efectivamente Panamá debe buscar el apoyo de los mismos países que nos apoyaron en la lucha y en la presión que hicimos con Estados Unidos para favorecer la conclusión de los Tratados Torrijos-Carter. Y ojalá algunos más.
Fuente: El País