Como si no fuera suficiente la ideologización comunista que reciben los niños cubanos en la isla, el régimen castrista los adoctrinará por grupos en el campamento infantil de verano Artek, ubicado en Rusia, específicamente en la costa del Mar Negro en Yalta, en el pueblo vacacional de Gurzuf. Este territorio pertenece a la península de Crimea, ocupada por el Kremlin.
La disposición de la dictadura de Miguel Díaz-Canel se conoce a dos semanas de la visita de funcionarios de la institución rusa a La Habana. El plan ya está en marcha con el apoyo del gobernador de San Petersburgo, Alexander Beglov, quien impulsa la visita de los niños cubanos junto a pequeños de Vietnam, para la promoción de la hegemonía cultural rusa, según publica El Diario de Cuba.
A todos se les engatusa con la idea de que asistirán a un campamento de 210 hectáreas, a 1270 kilómetros al sur de Moscú donde hay playas, parques, escuela, museos, bibliotecas, hospital y hasta un estadio de fútbol en un mismo lugar. Al Kremlin le interesa promover las instalaciones para que la mayor cantidad posible de menores de otros países se familiaricen con los “métodos únicos de crianza y educación del centro infantil”, asegura Konstantin Fedorenko, director del campamento.
Programas para manipular
Ya el Comité de Educación de San Petersburgo ordenó la selección de los programas necesarios para las “vacaciones” que incluyen una revisión a la historia, tradiciones y actividades que se realizan en la “la Tierra de la Infancia”, como también se conoce a este campamento ruso que recibe 547 millones de dólares anuales para su funcionamiento.
En La Habana aceleran el acercamiento con Rusia, al incorporar la introducción del idioma de la nación y su historia en las escuelas de la isla, en las cuales, hay un espacio destinado especialmente para ello. El plantel Rubén Bravo Álvarez, de Bayamo, es uno de los que comenzó a rendir pleitesía.
Además, la embajada de Rusia en Cuba, divulgó en su sitio web la búsqueda de socios internacionales para promover el idioma y la cultura rusa con la fachada del centro Artek, creado el 5 noviembre de 1924 por el presidente de la Cruz Roja de la Unión Soviética, Zinovy Petróvich Soloviov,
Conexiones geopolíticas
Para el Observatorio de Libertad Académica (OLA) las nuevas conexiones entre las estructuras educacionales de Cuba y Rusia” sólo “responden al proyecto de implementación de una agenda política tendiente a la revalidación de la polarización internacional, impulsada y sufragada por Vladimir Putin”.
Su posición expresada en un comunicado público se basa en que la cooperación de Rusia “inserta a los alumnos cubanos en una trama política que escala en conflictividad, tanto al exterior como a lo interno de la sociedad rusa”.
En ese sentido, la organización insiste en que las cifras de intercambio entre ambas crecen con sigilo. Hasta 2015, Cuba y Rusia tenían un total de 80 convenios, otorgándose 100 becas anuales pero de la cifra se desconoce el número real hoy.
Campamento con sanciones
Ahora bien, el campamento ruso Artek a donde llegarán los niños cubanos no sólo es la cuna del adoctrinamiento sino también un nicho para los negocios de los aliados de Putin. De hecho, antes de la invasión de Moscú a Ucrania, las empresas del líder del grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin, tenía a cargo la dotación de los insumos del establecimiento que desde 2014, contabiliza la asistencia de 342 000 menores de edad extranjeros.
Otro que figura como beneficiario con la operatividad del ente es el amigo del presidente, Arkadi Rotenberg, cuyas compañías asumen el mantenimiento de las infraestructuras. Sin embargo, la facturación con este campamento enfrenta desde el año pasado sanciones por parte de la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido.
Fuente: PanamPost