Todos los ojos estaban puestos en siete estados. Nevada, Arizona, Carolina del Norte, Michigan, Pensilvania, Wisconsin y Georgia. Esos era los battleground states, los estados en disputa. Donald Trump se ha impuesto los siete estados en disputa y ha sido capaz de recuperar estados que en 2020 regalaron su voto a Joe Biden para evitar la reelección del republicano. En esta ocasión no ha habido voto de castigo y una elección que se presentaba como una batalla por la mínima se ha resuelto en cuestión de horas.
No es un buen día para los demócratas. Pierden la Presidencia, la mayoría en el Senado y, también, la Cámara de Representantes. Lo que se les presentaba como una noche electoral larga y de celebración ha terminado en Washington D.C. como un funeral, con el codirector de la campaña despidiendo a los seguidores con un discurso de un minuto y con Kamala Harris saliendo de la Universidad de Howard por la puerta de atrás.
A partir de las 7 de la tarde, con el cierre de los primeros colegios, el recuento empezaba sobre lo esperado. Victoria republicana en Kentucky, Carolina del Sur e Indiana. Empezaba a perfilarse también la primera gran victoria de la noche en el primer estado bisagra que cerró sus centros de votación, Georgia. Donald Trump mantuvo ventaja sobre Kamala Harris hasta que se finalizó el escrutinio y se le asignaron al expresidente los 16 votos electorales del estado. En el lado azul del tablero sumaban Vermont y Virginia; también lo esperado.
Los votos electorales subían a buen ritmo en el marcador del conservador que cuando se asignaron los siguientes estados –Carolina del Norte, Ohio y Virginia Occidental– ya contaba con 33 delos 270. Y la cosa siguió de tal manera que a las 2:30 la Fox ya otorgaba la Presidencia a Donald Trump, tras hacerse con el estado de Pensilvania. Desde el momento en que Trump se impuso en Minesotta, el estado en que se había dado la gran batalla final, con Harris dando tres mítines en un día, estaba claro que había ganado el republicano.
La victoria de los republicanos se dio también en el la Cámara de Representantes y en el Senado. En la Cámara Alta los republicanos ganaron a los demócratas los senadores de Virginia Occidental y Ohio y lograron impedir los retos relevantes que habían presentado los demócratas en Texas y Florida. En la Cámara de Representantes los republicanos ganaron cuatro y los demócratas quitaron uno al partido de Trump. Esto da a Trump un poder como el que no tuvo en su primera Administración. Quienes han estado todos estos años haciendo una descalificación radical de sus políticas tienen mucho sobre lo que pensar ahora.
Con información de El Debate