El drama de los indígenas de Ecuador que perdieron su escuela hace 6 años y tuvieron que reinventar la educación de sus niños

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En el corazón de la Amazonía ecuatoriana, la comunidad A’i Kofán de Sinangoe se enfrenta a desafíos monumentales en su lucha por acceder a una educación de calidad que respete y preserve su cultura ancestral. Localizados en la provincia de Sucumbíos, cerca del río Aguarico, aproximadamente a 220 kilómetros al noreste de Quito, la capital de Ecuador. La región es conocida por su increíble biodiversidad y recursos naturales, y ha sido el hogar de los A’i Kofán durante siglos. Su conexión con la tierra y la selva es profunda, y su cultura y forma de vida están intrínsecamente ligadas al entorno natural que los rodea.

Los A’i Kofán ha preservado intacto su territorio ancestral de más de 63.775 hectáreas, según Amazon Frontlines. Más de 50 familias conforman a la comunidad que es la segunda más grande de la Amazonia ecuatoriana. Los A’i Kofán resguardan una de las zonas más biodiversas del mundo, pues es el hábitat de “casi 4.000 especies de plantas, más de 50 especies de mamíferos medianos y grandes, 650 especies de aves y más de 100 especies de reptiles y anfibios”. Su historia, desde sus orígenes, es de resistencia. Luego del abandono estatal en materia de educación, la comunidad ha optado por la educación propia para que sus niños no se queden sin estudiar.

Hace seis años, la infraestructura escolar de Sinangoe quedó inhabilitada debido a la erosión regresiva del río Aguarico. La erosión debilitó el terreno donde se construyó la escuela y la estructura colapsó. El fenómeno obligó a que se declarara a la escuela como no apta. Tres años después de la declaratoria, según El Universo, la escuela “quedó al borde del desplome. La corriente del río derrumbó una amplia zona del territorio llegando hasta el patio de la institución fiscal”. Según Alianza Ceibo, una ONG conformada por personas indígenas de cuatro nacionalidades de la Amazonía ecuatoriana: A’i Kofan, Siekopai, Siona, y Waorani, que crearon una alianza para trabajar por la defensa de sus territorios, desde el 2018, la comunidad ha gestionado ante las autoridades educativas la construcción de una nueva escuela, pero sus peticiones han sido ignoradas o recibidas con promesas vacías, de acuerdo a un reportaje publicado por la alianza. Como resultado, los niños y niñas de Sinangoe han recibido clases en condiciones precarias, en instalaciones improvisadas y sin los recursos necesarios para una educación adecuada.

El 10 de julio de 2024, 11 niñas y niños, padres de familia y miembros de la comunidad A’i Kofán de Sinangoe presentaron una acción de protección para reclamar respuestas al Ministerio de Educación sobre el pedido de la comunidad de que se construya una nueva escuela. Wider Guaramag, actual presidente de la comunidad, dijo a Amazon Frontlines que la comunidad ha intentado construir por su cuenta un nuevo espacio para los niños: “Esperamos pronto tener al menos un aula”. Ahora estudian en una “casa prestada” donde se reúnen para estudiar, según relató uno de los niños de la comunidad a CORAPE. Cuando la escuela quedó destruida, según relató una niña, empezaron a estudiar en un coliseo “donde hacía mucho frío y el pizarrón se mojaba si llovía”, mientras que en la casa donde ahora estudian: “Estamos amontonados y hace calor”.

Según Alianza Ceibos, 75% de los jóvenes A’i Kofán de 17 a 25 años no estudian, pero 73% desean continuar sus estudios para ayudar a su familia y comunidad. Ante la falta de respuesta del gobierno, la comunidad ha desarrollado una propuesta de educación propia, basada en la cultura A’i Kofán. Esta acción busca no solo proporcionar una educación de calidad, sino también fortalecer la identidad cultural de los estudiantes, enseñando en su lengua materna y adaptando el currículo a sus necesidades y contextos específicos.

De acuerdo con la publicación de la ONG, los A’i Kofán han implementado en su currículo la construcción de un semillero de guardia: “Donde los niños y las niñas aprenden desde temprana edad la defensa territorial, teniendo como inspiración a los adultos de su comunidad que forman parte de la guardia indígena. También han realizado jornadas mensuales de aprendizajes para la revitalización de la cultura, como en la que abuelos y abuelas de la comunidad enseñan a niños y jóvenes cómo hacer vasijas de arcilla o cómo tejer una atarraya para pescar”.

La educación propia es vista por la comunidad como una herramienta esencial para la resistencia y la supervivencia cultural. En un contexto donde la minería, la explotación petrolera y otras actividades extractivas amenazan su modo de vida, la educación que respete y fortalezca su identidad cultural es esencial.

Reinventarse para resistir
Para el mundo, preservar la Amazonía es fundamental por la vida que resguarda y genera; pero para los pueblos indígenas, la Amazonía es su hogar. Es por eso que las comunidades se oponen a que se pretenda extraer la riqueza de los territorios indígenas, a que se los desplace y se acabe con su forma de vida y cosmogonía.

Frente a estas amenazas, la comunidad A’i Kofán de Sinangoe y la Alianza Ceibo han implementado programas para proporcionar acceso seguro a agua limpia, monitoreo ambiental, energía solar y la formación de comunicadores comunitarios. También han desarrollado alternativas económicas sostenibles, como la producción de ají negro, panela y chocolate.

La comunidad de Sinangoe ha llevado su caso a los tribunales, demandando al Estado ecuatoriano por la vulneración de su derecho a la educación y exigiendo una infraestructura adecuada. En 2018, lograron una victoria significativa cuando la Corte Provincial de Sucumbíos reconoció su derecho a la consulta previa, libre e informada sobre los proyectos extractivos en su territorio. Esta sentencia histórica no solo protegió sus derechos territoriales, sino que también sentó un precedente importante para otras comunidades indígenas en Ecuador. La Corte estableció que las concesiones mineras otorgadas sin consulta eran ilegales, lo que representó un triunfo significativo para la comunidad A’i Kofán y un precedente para la protección de los derechos de los pueblos indígenas en el país.

La unidad de la comunidad ha sido crucial en su lucha. Según escribió Alex Lucitante, uno de los líderes A’i Kofán, la comunidad se fortaleció a través del trabajo conjunto y la toma de yagé, una planta sagrada que les permitió reconectar con su identidad y sabiduría ancestral, según se recoge en el sitio web de Alianza Ceibo.

El uso de tecnología como cámaras trampa y drones ha sido fundamental para documentar las violaciones a sus derechos y presentar pruebas ante las autoridades. La denuncia pública y la acción legal han sido herramientas clave para detener las actividades ilegales en su territorio y proteger su hogar. Los A’i Kofán también han decidido “adoptar una ley propia de defensa territorial y formar una guardia indígena para defender nuestro territorio e impedir su ingreso o expulsar a los invasores. Nuestra guardia indígena está formada por 20 jóvenes y mayores elegidos por la comunidad”, se lee en Amazon Frontlines.

Fuente: Infobae

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