¿Será la última final de la mejor selección argentina de todos los tiempos?

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Cuando la selección argentina de Lionel Scaloni ganó la última edición de la Copa del Mundo en Catar, muchos se preguntaron si el director técnico daría un paso al costado. Es que, luego de ganar el torneo continental (con final contra Brasil incluida) y la obtención del trofeo más deseado del fútbol, lo cierto es que no quedaba más por conseguir. Sin embargo, el inesperado DT multicampeón (recordemos que asumió para enfrentar un interinato y se quedó en el puesto) decidió quedarse, en lugar de retirarse con el sabor de boca de la victoria absoluta.

¿Valía la pena permanecer en el cargo y correr el riesgo de opacar los logros obtenidos, al no poder repetir las hazañas? ¿Sobre todo con figuras como Messi y Di María cercanas el retiro? Scaloni consideró que sí, siguió y está cerca de coronar un nuevo objetivo, con un equipo que promedia entre el lógico cansancio y la valiosa experiencia.

Cuando anoche empezó a correr la bola en la semifinal contra Canadá, más de uno tuvo miedo que lo que termine pesando más sea el cansancio. Sobre todo, ante las veloces y largas piernas de los morochos canadienses que parece que podrían desempeñarse muy bien, además del fútbol donde lo hacen, en la pista de los 100 metros llanos. Sin embargo, se impuso el oficio y la experiencia y Argentina se impuso cómodamente por dos a cero.

Esta nueva final de la Copa América parece despejar todas las dudas sobre si es o no esta la mejor selección argentina de la historia. Aunque, por ahora, la “scaloneta” tiene una estrella, como los campeones del 78 y el 86, en la comparativa todo parece indicar que este equipo es superior a los míticos combinados de Cesar Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo.

Claro que no es muy pertinente comparar un equipo con otro, ya que el fútbol cambió y mucho. Algo más justo podría ser analizar las tres selecciones argentinas con respecto a sus pares y a los equipos en sí mismos. De más está decir que todos estos equipos tuvieron a grandes jugadores, como también selecciones anteriores que no cumplieron los objetivos.

En 1978, el equipo nacional tenía, entre otros, nada más y nada menos que a Filliol en el arco, a Passarella en la defensa y al matador Kempes haciendo goles. Tan seguro estaba el DT con sus convocados, que Menotti se dio el lujo de decirle a un joven (pero ya estrella) Diego Armando Maradona que no lo convocaría para el mundial.

Aunque probablemente nunca se sepa la verdad a ciencia cierta, aquella copa del mundo siempre tuvo y tendrá una sombra: el misterio del abultado resultado contra Perú, necesario como para clasificar de ronda y no quedar afuera en el torneo de local. Siempre quedó la duda si el gobierno militar intervino para conseguir la clasificación fuera del campo de juego. Igualmente, como se vio en el torneo, aquella selección tenía lo suficiente como para consagrarse campeona. Pero si no lo hacía, a nadie le hubiese llamado la atención, más allá del fracaso que significaba perder la copa de local. Algo que siempre puede pasar, como le sucedió al gran equipo italiano en 1990.

Sin embargo, el proceso no tenía ni solidez ni la continuidad del equipo actual. Esto quedó en evidencia con el mal resultado en España 1982, ya con Maradona entre los titulares.

A México 86 Argentina no fue como gran candidata. Los que ya tienen algunos años (o los jóvenes fanáticos que apelan al archivo histórico del fútbol en YouTube) saben que el equipo de Bilardo sufría grandes críticas antes de la copa del mundo. Aunque ganó el torneo en buena ley (más allá de un anecdótico gol con la mano, detalle menor si se compara con la bochornosa final de la única copa que tiene Inglaterra o con el impúdico regalo de Codesal a los alemanes en el 90), hay que reconocer una cuestión: es muy difícil imaginar la segunda estrella del seleccionado sin Maradona.

¿Le quita algún mérito esta cuestión a la copa de México? Claro que no. Pero, en la comparativa, hay que reconocerle a Scaloni que pudo armar un combinado que no es “messidependiente”. Claro que una cosa es contar con el 10 y otra no, pero, en el balance general, es evidente que este equipo ya tiene una estructura como para ser optimistas ante el inevitable retiro del capitán. También hay que destacar que este equipo ya ganó partidos con la estrella dentro y fuera de la cancha.

La historia de la selección muestra varios fracasos con respecto a la dependencia de los dos 10. En Estados Unidos 1994, el equipo quedó descalificado en el primer partido que tuvo que jugar sin Maradona, tras el escándalo del doping. Antes de Scaloni, ya con Messi como figura, al equipo no le fue bien cuando se planteaban los equipos “messicentristas”. Aunque parece haber quedado muy lejos en el tiempo, vale recordar que hace pocos años, Lio se había planteado retirarse del seleccionado, tras varios sinsabores en los mundiales y los torneos continentales.

Cuando inició este torneo nos preguntamos si Argentina podría enfrentar una transición ineludible en el marco de una Copa América. La clasificación a la final (más allá del eventual resultado del 14) ya respondió esa pregunta. Ahora queda otra por hacerse: ¿Será esta la última final del mejor combinado nacional de la historia? Di María ya dijo que este será su partido final y Messi aseguró que está dando sus “últimas batallas”. De coronarse nuevamente campeón, la presión para mantener al equipo para el próximo mundial será muy fuerte. Pero para eso falta mucho. Pase lo que pase, a este equipo y a este técnico ya nadie les saca el lugar que obtuvieron. Hasta ahora, el de la mejor Argentina de todos los tiempos.

Fuente: PanamPost

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