La tragedia de América Latina: ¿Injerencias externas o socialismo?

América Latina es la región del continente americano con suficientes recursos naturales para consolidarse como un bloque de países con una economía sólida, prospera, y de las más estables del planeta, pero en la práctica no es así.

Esta región del continente americano cuenta con extensas zonas marítimas, donde el Mar Caribe sobresale como sitio de interés turístico, la mayoría de sus países hablan el mismo idioma, hay petróleo, oro, cobre, bosques, selvas, ríos, lagos, ganadería, pesca, agricultura y un sinfín de recursos naturales esparcidos por todos estos países, cuya calidad de vida está por debajo de naciones que no tienen ni la mitad de estos recursos.

Hay diversas tesis que sostienen que, si se considera la cantidad de recursos de la región y las falencias de la misma, esto se debe a la injerencia de potencias que se encargan de crear aspectos negativos en América Latina para que no avance por los intereses de estos países que promueven la violencia, la corrupción, la pobreza, las dictaduras, y las desigualdades económicas y sociales, etc., con la finalidad de poder aprovecharse de estos países y, aprovechar sus recursos para sí mismos.

Los señalamientos sobre estas problemáticas se le atribuyen a los Estados Unidos y a sus aliados europeos, sobre todo por los sistemas militares anticomunistas que en América del Sur fueron respaldados por estos países.

En parte, sobre las injerencias de los EE. UU. y sus aliados en América Latina hay evidencias que demuestran que así ha sido durante décadas. Ahora bien, sería muy “conspiranoico” –valga la acepción– señalar y responsabilizar solamente a los EE. UU. y a sus aliados europeos de todo lo que sucede en Latinoamérica. Al analizar el contexto y las criticas sobre las condiciones de las personas promedio en comparación con todas las riquezas que tienen sus países, esto no solo se le puede atribuir a los gobiernos de los Estados mencionados.

Así como son hechos demostrables estas injerencias externas –tan criticadas y combatidas por sectores cuya consigna es la defensa de los recursos, la democracia y la igualdad de los latinoamericanos– hay que analizar también cuáles son los aportes de estas corrientes políticas que abogan por proteger los recursos y la calidad de vida de Latinoamérica.

Estos defensores que promueven la democracia, la paz, la distribución de las riquezas y la igualdad entre las personas, realmente no buscan estos objetivos sino desplazar a los sectores de poder ya establecidos y sus aliados económicos para establecer regímenes autoritarios por medio de la violencia, la persecución, la censura y la violación de los derechos humanos.

Obviando las malas políticas públicas en América Latina de no producir los productos con sus materias primas sino venderlos y comprar estos ya elaborados, vemos en la región violencia, producto de las ideologías que combaten las políticas intervencionistas de los EE. UU., sustituyendo estas por la ideología antidemocrática de la ex Unión Soviética.

La lucha de clases contra la plutocracia la impulsan teniendo como modelo el socialismo, que es peor que las políticas injerencistas que tanto critican y combaten.

La geopolítica latinoamericana se debate entre dos polos opuestos con un mismo fin: aprovechar los recursos y dirigir el poder, pensando cada cual en sus intereses personales y no nacionales. Hasta tanto no haya una madurez y formación política en estos países, seguirán siendo aprovechados por ambas partes y, esperanzados en las falacias de una ideología que promueve la igualdad pero hacia abajo, que tiene su propia percepción de democracia en la que solo los partidos socialistas y comunistas pueden gobernar, donde la distribución de la riqueza es entre quienes tienen el poder y donde la violencia guerrillera, ser silenciado de pensar distinto y la corrupción, son llamados lucha contra el capitalismo.

Fuente: PanamPost