Suiza arropa a Zelenski mientras busca cómo atraer a Rusia hacia la paz

MUNDO Raúl Piña*
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El sonido de los motores de los helicópteros se mezcla con los pájaros y los sonidos lejanos de los cencerros de las vacas. Aves rapaces y hélices copan el cielo sobre el lago de Lucerna. En un complejo de lujo situado en una cresta rocosa se celebra este fin de semana la primera cumbre de paz sobre Ucrania. Una cita con la asistencia de un centenar de delegaciones -57 jefes de Estado y de Gobierno-, pero también con sonadas ausencias como Rusia o China. La cita, concebida como un "primer paso que debería desencadenar un proceso hacia una paz justa y duradera en Ucrania" camina sobre un fino alambre: apoyar y respaldar a Kiev, al tiempo que evitar un desaire a Moscú como para que Vladimir Putin cercene toda opción de negociación futura.

Un ejercicio de contorsionismo diplomático. Iniciar un proceso de paz con una de las partes implicadas ausente y ninguneando la cita, pero con el propósito de lanzar un "mensaje político muy importante". Ucrania, que ha estado trabajando con Suiza desde enero, tenía el propósito de visibilizar una imagen de unidad y empatía. De ahí que el mensaje de Volodimir Zelenski fuera el de presionar a la comunidad internacional para lograr concreciones en la reunión: "Estoy convencido de que aquí vamos a hacer historia. Hagamos que la paz sea una realidad tan pronto como sea posible". El líder ucraniano reiteró que esperaba un trabajo "fructífero" y acentuó su mensaje de que tiene que hacerse "juntos, por supuesto juntos", en ese propósito de exhibir músculo, respaldo internacional -"la mayoría internacional está aquí"-, frente a una posición cada vez más aislada de Rusia. "Nuestra unidad aquí prueba que la idea misma de la ley internacional sigue viva y efectiva".

El cónclave se celebra después de que la respuesta anticipada de Putin al mismo fuera la de que Ucrania debe retirar sus tropas y renunciar a la OTAN para una paz negociada. "Rusia no quiere hablar de negociación, sino de rendición", proclamó durante la jornada de trabajo Kamala Harris, vicepresidenta de EEUU, toda vez que Joe Biden no acudió.

 
"Cualquier solución que valide una agresión o una anexión violenta no será sostenible. Sólo conducirá a un mundo más inestable y peligroso", fue el alegato de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno español coincidió en Suiza con el argentino Javier Milei tras el choque diplomático entre ambos países, sin que hubiera un encuentro entre ambos mandatarios.

Los participantes en la cumbre hicieron hincapié este sábado en que este camino no se puede hacer sin Moscú. "Si queremos inspirar el proceso hacia la paz, Rusia también debe participar en algún momento. Queremos debatir cómo y en qué circunstancias Rusia puede participar también en un futuro proceso de paz", apuntó la anfitriona, la presidenta suiza Viola Amherd. "Cualquier proceso creíble hacia la paz necesitará la participación de Rusia", expuso el ministro de Relaciones Exteriores saudí Faisal bin Farhan Al Saud. "Esperamos que esta reunión contribuya a crear ese consenso, a partir del cual pueda discutirse una futura solución con todos los actores relevantes, incluida Rusia", completó Sánchez.

Este juego de equilibrios provoca que las primeras baldosas de este camino sean asuntos que se espera puedan generar un amplio consenso y alejen las fricciones. Así, frente al plan para la paz que abandera Zelenski y que consta de 10 puntos -una hoja de ruta que avala España-, en Suiza los temas de discusión se han circunscrito a tres: seguridad nuclear, la seguridad alimentaria y la dimensión humanitaria. En concreto, "el funcionamiento seguro de todas las instalaciones nucleares ucranianas, la exportación sin trabas de alimentos básicos -Ucrania es el granero de Europa-, especialmente a través del mar Negro, y el intercambio de prisioneros de guerra, la liberación de los civiles ucranianos detenidos y la devolución de los niños ucranianos secuestrados. Los países que han vivido en carne propia este tipo de conflictos pueden aportar aquí sus experiencias", desgranó Amherd.

Ese juego de equilibrios queda constatado en la negociación para que de esta cumbre salga un documento, una declaración de intenciones. Un texto que lleva más de dos meses negociándose y que, según informa European Pravda, su último borrador fue enviado a los países participantes hace sólo una semana. Ese borrador, a la espera de que los líderes acuerden el texto final este domingo, sí mencionaría la palabra "agresión" de Rusia contra Ucrania, y, por ejemplo, en materia de integridad territorial se apostaba por una "solución basada en el principio del respeto a la integridad territorial y la soberanía de todos los estados".

Los países miden sus pasos, sus declaraciones y gestos. Y cualquier paso en falso genera fricciones. Por ejemplo, estaba previsto que hasta Bürgenstock se desplazara Gustavo Petro, presidente de Colombia, pero a última hora canceló su asistencia, criticando los términos de la cumbre.

*Para El Mundo

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