“La política en América Latina no aportó esperanzas”: contundente mensaje de un influyente organismo regional

AMÉRICA LATINA Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
H7WTJ74HHNGN3CP3EJHDSPC7DI

Más allá de las valoraciones -positivas o negativas, da igual- la llegada de Javier Milei a la presidencia argentina ha puesto sobre el país los ojos del mundo. Los organismos internacionales no escapan a esto. La atención generada por el nuevo mandatario se basa en varios factores que van desde su particular estilo de liderazgo hasta la clara voluntad de cambio que una amplia mayoría de la opinión pública argentina ha manifestado en las elecciones.

En este contexto, resulta muy interesante abordar la percepción que algunas prestigiosas instituciones globales y regionales tienen sobre el presente y el futuro la Argentina. Tal es el caso de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), un prestigioso organismo internacional de cooperación entre los países de la región, entre los cuales Argentina es de suma relevancia.

En un discreto despacho en la sede que la OEI tiene en el coqueto barrio de Chamberí, de Madrid en España, su secretario general, Mariano Jabonero, recibió a TN para una profunda charla sobre el rumbo político y económico de la región, la situación educativa en América Latina y la relación del gobierno de Milei con el resto del mundo.

- Secretario, ¿cómo mira la OEI lo que está pasando en este mundo de hoy, caracterizado por problemas cada día más complejos que demandan soluciones creativas?

- Refiriéndonos a América Latina, a Iberoamérica, que es nuestra región de influencia, tenemos una situación preocupante. Están ocurriendo cosas que no ocurrían habitualmente. En la región se está produciendo un fenómeno de disenso en las lógicas tradicionales de lo multilateral. Siempre se estuvo trabajando en propuestas de integración regional, se crearon organismos, UNASUR, ALBA, unos y otros.

Creo que en un momento se han creado demasiadas siglas, pero que hacia adelante podían terminar en siglas y no en soluciones. Pero en este momento hay una crisis de confianza. Eso es preocupante porque la fortaleza interna de la región, la cohesión interna de la integración es un valor positivo, internamente, internamente y hacia afuera.

En segundo lugar, se están produciendo con frecuencia posiciones maximalistas, lo que algunos llaman “polarización”. Y son posiciones maximalista que están buscando atajos simples a situaciones complejas. Por otra parte, otro factor también a tener en cuenta es la baja inversión pública en temas como educación, por ejemplo. Según el Banco Mundial, en el año 2000 estamos en torno al 5,2 por ciento. Esto es todavía una caída drástica. Estaríamos en la mitad o menos de la mitad de inversión en educación. La inversión en educación es la inversión más rentable que hay y lo sabemos todos y genera bienestar, productividad, genera cohesión y no invertir en educación es un problema.

- ¿No siente que esta merma en la inversión educativa, en definitiva, le hace el juego sencillo a quienes quieren agitar la polarización?

- De una forma directa o indirecta, sí. Es así porque al faltar una formación compleja pues es más fácil llegar con la receta simple y sencilla de “esto lo arreglo en uno o dos días”, que no es así. Y en tercer lugar, otro factor que es muy grave en la región es la violencia. La violencia es gravísima en la región. Tenemos récord de crímenes del mundo y está muy asociada al narcotráfico.

El narcotráfico es un problema, narcotráfico y corrupción son dos problemas muy graves en la región que de una forma u otra con frecuencia se obvian. Hasta que no haya situaciones como en Ecuador. Ecuador es un país que está en guerra, ha declarado la guerra, no una guerra contra nadie, sino una guerra contra sí mismo, internamente. Pero la violencia en México es espectacular, es una guerra totalmente. Centroamérica es una situación... Y por otra parte el tema de la corrupción, que es una lastra que no termina de superarse.

- ¿Qué propone la OEI para combatir eso?

- Bueno, la propuesta para nosotros es bastante fácil de explicar porque es el principal objetivo de misión de la OEI hace 75 años: trabajar y fortalecer las áreas de educación, cultura, desarrollo y de cohesión social. Hacerlo en base a dos líneas muy importantes. Una, que es educación, derechos humanos, democracia e igualdad. En la agenda política de la región casi había desaparecido la de derechos humanos, igualdad y democracia. Tenemos democracias formales que funcionan y se votan y se cambian de gobierno.

Y, en segundo lugar, el tema de la integración regional. Hemos creado una cátedra sobre integración regional, cuya sede está en Buenos Aires. Hay un gran interés, participan presidentes de gobierno y creo que la vieja aspiración, no vamos a remontarnos al mundo bolivariano de la patria común, la patria grande, pero la integración regional supone que haya mayor comercio interno en la región.

El comercio, decía Montesquieu, suaviza. Y es una frase que yo creo que tenemos que hacer. Es una región que comercia mucho más hacia afuera que internamente. La movilidad interna es muy baja. Es muy, muy baja. Incluso hay dificultad de movilidad interna.

Y por otra parte, la dimensión académica interna de la región es muy frágil. Somos la región del mundo que tiene menos movilidad académica. Y eso es un problema grave, grave, porque además la movilidad académica que tenemos en América Latina es básicamente hacia Estados Unidos y Europa, no interna. No interna cuando tenemos lenguas comunes y universidades magníficas.

- ¿Qué piensa de la Argentina?

- Bueno, Argentina es uno de los grandes países de América. En primer lugar, eso es un dato objetivo porque es geográfico y demográfico. Argentina ha tenido una situación en los últimos años crítica, lo calificaría, básicamente por una situación económica. La inflación en Argentina es una inflación que se dispara por completo. Y la ciudadanía argentina ha decidido cambiar ante una situación que parecía no tener salida. Argentina tiene algunos retos importantes. Uno, es volver a mirar a la educación, que es el origen de la patria argentina. Creo que se ha perdido un poco esa visión de la educación como un valor nacional.

Por otra parte, tener unas acciones más fuertes y fluidas con los países del entorno. Argentina, Brasil, Colombia y Perú son el 85% de la economía de América del Sur. Y creo que eso, digamos, es un espacio de desarrollo muy importante. Considero que hay que ver qué puede ocurrir en unos meses. En este tiempo ha tenido un cambio muy rápido, muy acelerado, que genera muchas preocupaciones, evidentemente, con mucha incertidumbre.

- Desde la óptica de la OEI, sus objetivos, sus valores, su misión, su visión de las cosas, ¿cómo se ve Milei?

- Como un presidente elegido democráticamente y legitimado por ello. Punto.

- Pero, sin cuestionar, ¿cómo están viendo la propuesta de Milei? ¿Tiene alguna mirada en particular sobre la forma de gobernar, los valores sobre lo público y el Estado? Sobre cómo, Milei considera la cuestión del Estado como agente proveedor de educación, de salud, de cultura?

- Yo lo que puedo decir es que el experimento de Milei en el tema de educación, en el tema de ciudadanía y de cultura es un experimento que se ha dado en otros países. En Reino Unido ha sido una cosa parecida. Aquí hay mucha gente que ha hecho cosas parecidas en un momento determinado porque han pensado que desde el punto de vista filosófico, político, económico, era correcto. Yo creo que estamos persiguiendo en el caso de Argentina una menor inversión pública.

Más baja inversión pública. La relación que estamos teniendo con el Gobierno de Milei es fluida, pero sí notamos que hay una caída de actividad. Hay una caída de inversión pública que es en el espacio que mueve la OEI. Yo quiero recordar que Argentina ha sido en los últimos años el país líder de la OEI en toda América Latina en cuanto a actividad de cooperador. Argentina tiene siempre una fuerte vocación internacional. Es un país, así como a otros, lo externo les preocupa muy poco, con la OEI ha tenido una reacción, digamos, muy intensa durante muchísimo tiempo y una actividad a través de la OEI de hacer muchísima cooperación educativa y cultural.

- ¿Qué ha hecho o qué no ha hecho la política para que la gente opte por los modelos como el de Milei en Argentina?

- Yo creo que lo que la política ha hecho, de una forma u otra, es no aportar esperanzas. Ser conscientes de forma generalizada de que nuestros hijos van a vivir peor que nosotros. Eso es muy grave. Siempre en el mundo occidental el hijo iba a ser más que el padre, iba a vivir mejor que el padre, iba a vivir mejor que el padre, de repente eso se ha invertido totalmente. El hijo va a vivir, generalmente, peor que el padre y eso descorazona por completo. Eso, digamos, es demoledor.

En tercer lugar, considero que la política no ha controlado bien los sistemas de comunicación. El mundo de la comunicación, los chicos y las chicas viven en un mundo de comunicación que yo calificaría casi de irreal por completo, que tiene muchos efectos negativos y creo que el tenerles, digamos, de reformación para que controlen la comunicación, sepan quién lo que informa y quién lo que no informa, es eso. Y creo que la política que ha ocurrido en el mundo, en nuestro mundo, ha debilitado los sistemas públicos de precios de servicios.

- ¿De provisión de servicios?

- La gente cuando votó pensaba que iba a tener mejor salud, mejor educación, mejores carreteras, mejores comunicaciones y tal y igual, y no siempre ha sido así. Y entonces, bueno, yo he votado, he votado un gobierno, el gobierno me ofrecía un bienestar y resulta que no me ha ofrecido eso. Hay un caso de la cumbre de las Américas que se hizo en Lima hace unos años. Se hizo una estadística en ese momento y es que dentro de las democracias que funcionan en América Latina, el porcentaje de países que creían en sus democracias era bajísimo. Solamente hay dos países que están por encima del 50% de confianza en sus gobiernos, dos países que son muy diferentes como El Salvador y Uruguay. En el resto, la confianza de la ciudadanía está por debajo del 50%. Si no confían en el gobierno, ¿dónde vamos?

- ¿Siente que es lógico el hartazgo de la gente?

- Sí, en muchos casos sí. Tenemos un desarrollo de sostenibilidad más precario. Es evidente. El cambio climático, la sostenibilidad ambiental, el principio de solidaridad intergeneracional, dejar a nuestros hijos el planeta por lo menos como lo recibimos nosotros, no se está cumpliendo. Según la presión de servicios básicos, salud, educación, movilidad, no se cumple bien. Y, en segundo lugar, hay una deslegitimación de una cierta clase política, que es muy habitual, los casos de corrupción, de falta de la verdad. Son tan frecuentes que hacen que el ciudadano y la ciudadana normal sean estéticos.

- En ciertas oportunidades uno tiene la sensación de que estos sistemas un tanto autocráticos se basan en el hecho de que el planteo que hace este líder, en el caso Milei para la Argentina, es el de un hartazgo para con la política, por una política que ha vivido con un estándar muy superior al de la gente común. Y, sobre todo en las campañas, lo que ese líder busca transmitir es el mensaje de una persona común como el pueblo que quiere gobernar. Y por eso la gente lo acompaña. ¿Comparte esto?

- Sí, sí. Es así. Además es una experiencia que en la región se ha dado con frecuencia. En la región y fuera de la región. No pensamos en un problema argentino-americano. La eutanasia en Portugal es espectacular, cosa que no ha ocurrido nunca en Portugal. ¿Quién gobierna en Italia? La señora Meloni.

¿La familia Le Pen en Francia? ¿Qué mensaje es? En Holanda no le cuento. En Hungría, carteles que reproducen carteles de la época nazi. Es una situación que está ocurriendo en muchos lugares del mundo, lo que algunos llaman fatiga demográfica. Y aparece alguien que es como él. Recuerdo una pelota que tuve en Venezuela hace muchos años con un taxista en el aeropuerto de Maiquetía. Y empecé a preguntar por el presidente Hugo Chavez y tal.

 - ¿Cómo mira la OEI a la Argentina de ahora en adelante? En un corto plazo.

- Bueno, en corto plazo yo creo que la Argentina tiene, en este momento, un tiempo de ver la viabilidad del gobierno. Yo no quiero hacer profecías, de eso no trabajo. Es un ajuste muy duro. Los ajustes como estos pueden tener resultados en un sentido o en otro. La historia está ahí. Ha habido ajustes duros. Recuerden el caso de la señora Thatcher en Inglaterra. Hay casos que han funcionado.

Y, luego, yo creo que la Argentina tiene un espacio genuino, porque tiene un gran capital humano en todo este mundo futuro de inteligencia artificial, de la innovación, del conocimiento e investigación. El futuro de la Argentina ya no es pensar en la economía de materias primas. Eso es una trampa. Una trampa porque al final no generan gran valor agregado. Las teorías se separan.

Las tres trampas de América Latina. Una de ellas es la trampa de las materias primas. La otra es la ambiental. Y, la última, es la del trabajo barato, que no es el caso de la Argentina. El trabajo barato es mucho más en Centroamérica, Caribe y tal. Pero creo que el caso de la Argentina es pasar, digamos, de la economía primaria a la economía del conocimiento. Y es quizás el país que tiene mejores condiciones para hacer ese paso en América Latina. Pero tiene una masa social con un nivel de alta cualificación. Ayer o entre ayer leía esas estadísticas de las mejores universidades del mundo. Y las tres mejores de América Latina son la UNAM, la San Pablo y la UBA.

Fuente: TN

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto